El choque de trenes de metro en Valencia partió de un error humano
Un "cúmulo de circunstancias" explican el accidente que el pasado viernes registraron tres trenes de la línea 1 del metro de Valencia, en palabras de Marisa Gracia, directora gerente de FGV (Ferrocarrils de la Generalitat Valenciana). Accidente que se saldó con 42 heridos, dos de ellos de gravedad. Cúmulo, en cualquier caso, que empezó cuando el primero de los trenes implicados en el accidente quedó frenado después de rebasar una señal luminosa en rojo.
La responsable de la empresa pública valenciana ofreció ayer una rueda de prensa en la que expuso las conclusiones del estudio del accidente realizado por parte del Comité de Seguridad en la Circulación. La cronología de los acontecimientos ocurridos deja claro que el primer tren de los tres implicados en el accidente, que cubrían el tramo entre Paiporta y Picanya en dirección a Torrent, quedó detenido tras rebasar una alerta luminosa, lo que activó el sistema de frenado automático puntual (FAP). Esta circunstancia se repitió con el segundo tren, en el que también se activó el FAP tras superar igualmente la misma señal. Este segundo convoy ya alcanzó "levemente" al primero. El tercer alcance, el que conllevó las consecuencias más graves, se produjo algo menos de cuatro minutos después y a pesar de que el sistema se activó no lo hizo calculando que en la distancia precisa para el frenado había ya un tren detenido.
FGV se limitó ayer a asegurar que la existencia de diversos sistemas de seguridad pudo provocar "un exceso de confianza" y que la ubicación de la señal, a la salida de una curva, al igual que la posición del sol pudo "haber limitado la capacidad de reacción" de los maquinistas.
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