_
_
_
_
Crónica:
Crónica
Texto informativo con interpretación

Un campeón entrañable

Federer sigue arrasando y sus rivales le elogian deportiva y humanamente

"Le conocí en el 98, cuando él tenía 17 años. Y no ha cambiado". Lo afirma la periodista suiza Fabienne Benoit, que sigue el circuito tenístico desde hace muchos años. "Bueno", agrega, "un poco sí, porque se ha abierto más. Ahora es mucho más divertido que antes". Benoit define a Roger Federer, que ayer disputó la final del Open de Estados Unidos por segunda vez consecutiva, en la que derrotó a André Agassi en cuatro sets por 6-3, 2-6, 7-6 (7-1) y 6-1 en 2 horas y 20 minutos, como una persona amable y educada. Y evidentemente, ella cree también que es el mejor tenista del momento. Sus seis títulos del Grand Slam lo avalan.

Federer es la estrella más brillante del tenis actual, el que más títulos grandes ha ganado en los últimos años, el que más dinero ha atesorado, el único que es comparado a Pete Sampras y a todos los grandes de la historia. Y, sin embargo, es también uno de los más queridos no sólo por el público, sino también por sus rivales del circuito. Este año en Wimbledon, tras perder la final contra él, Andy Roddick pronunció una de las frases más brillantes que se han escuchado sobre el jugador suizo: "Un día le dije: 'me gustaría odiarte, pero eres demasiado buena persona". Y ese es el sentir generalizado en el vestuario. A los jugadores no les queda otro remedio que aceptar su superioridad. "No hay nadie que sea capaz de ponerle bajo presión, especialmente en pistas rápidas", reconoció Lleyton Hewitt tras perder frente al suizo en las semifinales. "Es un tenista fuera de serie. Y eso no lo cuestiona nadie. Este año ha perdido tres partidos y en dos de ellos tuvo bolas de partido. Su temporada es increíble". En la misma línea abundó Agassi tras su derrota en Flushing Medows: "Es el mejor jugador contra el que me he enfrentado nunca".

"Es el mejor jugador con el que me he enfrentado nunca", dijo Agassi tras caer en el Open USA

Sin embargo, a pesar de todo ello, sigue siendo una persona admirable. "Cuando te encuentra en cualquier torneo, te saluda y se interesa por tí", agrega Benoit. "Aquí, en el abierto americano, me ha saludado todas las veces en que nos hemos cruzado. Y si estaba comiendo me decía: 'que aproveche'. Hay muy pocos tenistas así. Rafa Nadal lo hace. Pero pocos más. En general tal vez la mayoría de españoles".

En Suiza es una institución. Cuando Federer ganó el torneo de Wimbledon por tercera vez este año, en Basilea le prepararon un recibimiento que movilizó a unas 5.000 personas. "Con Hingis no ocurría lo mismo. La gente no la quería. Pero a los suizos les gusta la humildad de Federer, que no cambie de novia en cada momento, que esté con los pies en el suelo".

No hace alardes, no tiene un jet privado, no se le ve en las grandes fiestas con los famosos. En su garaje, eso sí, hay tres o cuatro coches, entre ellos un Mercedes y un Porsche. Su hermana, Diana, sigue trabajando como enfermera en un hospital de Basilea. Su padre mantiene sus negocios químicos en África y en Oriente Medio. Pero el resto de la familia se ha involucrado completamente en la vida profesional de Federer. Su madre, Lynette, se ocupa de los asuntos comerciales, con la ayuda del padre, Robert. Su novia Mirka Vavrinec, le lleva los temas mediáticos.

En 1998 fue considerado el mejor junior del mundo. Y su entrada en el circuito no era ya más que una cuestión de tiempo. Llegó con fuerza en 1999. Y en 2003 ganó ya su primer título del Grand Slam en Wimbledon. Poco después, tras un viaje a Suráfrica, creó su propia fundación en Porth Elisabeth para ayudar a los niños con sida. "Cuando ves lo que están pasando te quedas sin palabras", confesó. Y siguió forjando su leyenda deportiva, sin olvidar lo más sublime de su condición humana.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_