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Reportaje:SUCIEDAD E INCIVISMO EN BARCELONA

Malas conductas sin fronteras

La porquería y los problemas de convivencia se extienden más allá del centro de Barcelona

No es un problema exclusivo del centro. Las actitudes incívicas que tanto están dando que hablar en Barcelona han traspasado las fronteras de los barrios más céntricos o visitados de la ciudad, como Gràcia o Ciutat Vella, y han alcanzado zonas tradicionalmente más tranquilos. Lateros, bongueros, juerga hasta las tantas y, sobre todo, suciedad campando a las anchas en las aceras son fenómenos que han alcanzado, por ejemplo, los barrios del Clot, Camp de l'Arpa, Guinardó y Hostafrancs.

El más común de los problemas, o quizá el que más salta a la vista, es el abandono sistemático de trastos y muebles. De un tiempo a esta parte, los vecinos no se toman ni la molestia de depositarlos junto a los contenedores. En la calle de Conca, en Camp de l'Arpa, había ayer un armario que permanece sobre la acera desde hace más de un mes. Un poco más al centro, en Provença a la altura de Dos de Maig, alguien dejó antes de vacaciones el cabezal de una cama enmedio del paso. Allí sigue.

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"Esto es un desmadre. Yo, si quisiera, me hubiera podido amueblar un piso", se indigna Manolo, un quiosquero de la zona. Día tras otro su establecimiento aparece rodeado de colchones, mesas, sillas, televisores... ayer había parte de un armario. De noche, quienes ocupan la calle hasta las tantas son chavales. "Paran el coche con la música a todo trapo y se lían a fumar porros. Así van de plaza en plaza. Cuando les echan de una, se mueven a otra", dice.

En el Guinardó, los vecinos de los alrededores del mercado están que trinan. Hace meses que unas naves abandonadas albergan fiestas un fin de semana sí, un fin de semana también. No se trata de okupas, sino de gente que parece moverse por Europa en furgonetas. La fiesta, claro, se traslada a la calle, donde hasta se drogan a la luz de las farolas, aseguran los vecinos. Y el problema no tiene visos de finalizar, porque las obras de reurbanización del entorno del mercado que tiene pendiente el Ayuntamiento no comenzarán hasta finales de año.

A otro extremo de la ciudad, en los barrios de Sants y Hostafrancs, los vecinos están igual de quejosos. En el estanque del parque de L'Espanya Industrial nadan botellas de plástico y otros envases. Ferran Gómez, vecino de la zona, señala dos zapatillas de deporte y varias latas de conservas que, afirma, llevan varios días en el suelo. "Nadie las recoge. Dicen que invierten mucho en limpieza. ¡Pues no es suficiente!", se queja. Gómez se lamenta mientras varios empleados de limpieza del Ayuntamiento retiran las hojas secas que ha dejado el prematuro otoño.

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A escasos metros, en la calle de Autonomia, hay pintadas con grafito en las paredes, anuncios de alquiler y venta de pisos y hasta unos pantalones y una camiseta tirada junto a un contenedor de basura. Una vecina baja a tirar la basura a las 11.00 -no está permitido hasta las 20.00-. Cuando ve las prendas en el suelo, les arrea una patada.

En la plaza de Osca, también en Sants, alguien ha dejado una bolsa repleta de basura al lado de la fuente, mientras que en la plaza de Herenni las papeleras están repletas y hay varios muebles viejos abandonados. Pero lo que más molesta, sostienen unos vecinos, son los contenedores de escombros de las obras, que cortan el paso en numerosas aceras del barrio. Algunos de ellos, como el de la calle de Riego, acumulan latas de cerveza y restos de comida de un restaurante de comida rápida.

La esquina de la calle de Torre de Damians lo reúne todo: pequeños vertederos de obra, contenedores de basura y trastos. Hay dos colchones, un televisor, una cajonera, un retrete y una señal de tráfico que alguien ha roto. "Esto ya es pasarse, es gamberrismo", lamenta con indignación una vecina.

En la Asociación de Vecinos y Comerciantes Triangle, en Sants, una representante asegura que llevan tiempo quejándose al distrito por la suciedad de la zona, sin que nadie les haya dado aún "soluciones".

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