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Algarabía edita una novela del marroquí Abdelkader Chaui

La colección Algarabía, incluida en el catálogo del sello gaditano Quórum Editores, viene desarrollando un notable esfuerzo por dar a conocer en España textos poéticos, narrativos y ensayísticos en torno al mundo árabe. El último de sus títulos, recién alumbrado, es Patio de honor, del marroquí Abdelkader Chaui. Esta novela, que es objeto de estudio en las universidades marroquíes y tuvo su última reedición hace tres años en Palestina, figura como uno de los testimonios básicos para conocer el desarrollo de la literatura y la sociedad del país vecino en las últimas décadas.

Nacido cerca de Chaouen en 1950, Abdelkader Chaui padeció los rigores de la cárcel en 1974, con una condena a 22 años de cárcel por pertenencia al partido Movimiento 23 de marzo. De esa experiencia surgió El pasado inacabado, libro que, como El pan desnudo, de Mohamed Chukri, fue célebremente prohibido por las autoridades marroquíes. Chaui también es autor de aplaudidos análisis literarios como El dominio del realismo o La escritura y el ser. La autobiografía en Marruecos, y de ensayos históricos y políticos de gran trascendencia, como Salafiya y el nacionalismo.

Carácter autobiográfico

En el conjunto de esa obra extensa y variada, Patio de honor ocupa un lugar destacado. El libro, de marcado carácter autobiográfico, se divide en dos partes: la primera se desarrolla en Barranda, probable aldea de la infancia azotada por la sequía y por una plaga de langosta, rodeada de leyendas y creencias populares. En ese ámbito duro y casi mágico, Chaui describe sucesos históricos como la llegada de "tropas de soldados lampiños", migraciones a Europa, visitas de líderes nacionalistas o la irrupción de la televisión, condenada por un desquiciado alfaquí.

En la segunda parte, el autor narra las duras condiciones que vivió junto a sus compañeros de presidio, lo cual emparenta a Patio de honor con otras obras marroquíes como El camino de las ordalías, de Abdellatif Laabi, A la sombra de Lala Chafia, de Driss Bouissef Rekab, o El libro de la opresión, de Khadija Menebhi. "En una auténtica sublimación del castigo, Chaui y otros que siguieron su misma suerte han creado una especie de poética de la cárcel", asegura el prologuista Gonzalo Fernández Parrilla, de la Escuela de Traductores de Toledo. Nada impide, sin embargo, que en el relato brillen la imaginación, la camaradería e incluso el humor. Al mismo tiempo, Chaui pone de manifiesto su visión crítica de la militancia, su rigidez, el lado oscuro de las traiciones y las delaciones, el sentimiento de culpabilidad, y finalmente el desencanto.

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