El 'interregno-Fox'
México vive ya en un clima preelectoral con la mirada puesta en las presidenciales de 2006. El presidente Fox, que con su victoria en 2000 puso fin a 70 años de Gobierno autoritario del PRI, ha hecho una penúltima rendición de cuentas, que para muchos es ya la última, ante la aparente imposibilidad de llegar a acuerdos con la oposición -el propio PRI y el PRD de Cárdenas-, que tiene una clara mayoría en el legislativo, y el consiguiente empantanamiento de reformas como la de la energía, la fiscal y la de la Administración. Fox ni siquiera tiene el pleno apoyo de su formación política, el PAN.
La opinión le reprocha que se haya comportado más como jefe de partido que como gobernante; que haya hablado mucho, en ocasiones de manera imprudente; una desorganización de fondo, y mucha inexperiencia. En ese desbarajuste, pese a todo menor, se ilustra su promesa de campaña de que acabaría con la revuelta de Chiapas "en 15 minutos": el subcomandante Marcos, aunque en remisión de poder mediático, anunciaba recientemente su regreso al primer plano, aunque ahora ya no como actor político-militar, sino sólo político. Pero también se le reconoce a Fox algún resultado en la lucha contra la pobreza más extrema y en meter, finalmente, en cintura la inflación.
El líder del PAN hizo, en consonancia, un Informe de Gobierno, sin cifras, modesto, de política casera, con exhortaciones al acuerdo, a ver si le dejan completar alguna de las reformas que tenía por eje de su mandato. Y prometiendo que las presidenciales se celebrarían en libertad, concordia y con respeto al voto ciudadano. Ésa puede ser la contribución de Fox, llamado el "presidente de la alternancia", a la vida política mexicana. Garantizar que el camino democrático iniciado en las primeras elecciones verdaderamente libres que el país ha conocido en más de un siglo no tengan vuelta atrás. Ha sido éste un inicio, bien que bamboleante y algo chapucero, de una nueva era para el país. Por eso, porque la primera transición puede considerarse completada, es por lo que en 2006 cabe exigir de las elecciones otro tipo de cambio, una renovación que habría sido impensable sin el interregno-Fox; el de un nuevo México moderno y democrático.
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