Mamporros crepusculares
Digámoslo de entrada: a sus 54 otoños, Steven Segal, otrora máximo espécimen americano del machote experto en artes marciales, no está ya para andar haciéndose el jovencito. Entrado en carnes, se pasa todo el tiempo que dura esta decrépita, previsible historieta de mamporros vestido con una amplia casaca que intenta ocultar sus inocultables michelines, y en lo más fogoso de las secuencias de acción, el ojo entrenado puede apreciar la presencia de un doble (que es, además, oriental: debe ser por las apreturas de la producción)... Él, que siempre dio el callo y se batió el cobre para demostrar los arranques testosterónicos del macho occidental en lucha contra el mal...
Así las cosas, comprenderá hasta el lector más forofo de nuestro dudoso personaje que Las entrañas de la bestia no pase de muy rutinaria peripecia de combates marciales entre malísimos orientales y un padre en apuros pero con muy buenos amigos (Segal), que aún tiene tiempo para ligar con jovencitas orientales de candorosos, espectaculares encantos. Todo ya muy visto, todo muy cansino. Si acaso, un único detalle, y no poco morboso: después de tantos años de encarnar al héroe americano de acción, ¿será ésta la última peripecia de nuestro hombre que llegue hasta nuestras pantallas? La prudencia, o un cambio radical de registro, aconsejarían que sí. Pero nunca se sabe.
LAS ENTRAÑAS DE LA BESTIA
Dirección: Ching Siu Tung. Intérpretes: Steven Segal, Byron Mann, Monica Lo, Tom Wu, Sarah Malukul Lane. Género: acción, EE UU-Canadá-Hong Kong, 2003. Duración: 91 minutos.
Babelia
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