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Reportaje:

Cuatro décadas de medallas

El algecireño Jorge Páez, de 58 años, se proclama campeón del mundo de salto de longitud para veteranos en San Sebastián

Un atleta algecireño, desconocido para la gran mayoría de los mortales, se proclamó en la mañana de ayer en San Sebastián (Guipúzcoa) campeón del mundo de veteranos en salto de longitud. Se trata de Jorge Páez (Algeciras, 1948), un empleado de una entidad financiera al que desde que tenía 15 años sólo le ha movido una inquietud, su afición por el atletismo.

Consiguió una marca de 5,89 metros y volvió a escuchar el himno en lo más alto del podio, porque lo de ayer, a sus 58 años, no fue nuevo para él. Ha sido campeón de España de esta modalidad en 14 ocasiones y de 60, 100 y 200 metros lisos, en otras tres. Campeón de Europa en otras dos y campeón del mundo en pista cubierta en 2004 y al aire libre en esta edición.

"Saltábamos en la playa de El Rinconcillo y mi primer chándal me costó 55 pesetas"

Jorge Páez nació en un modesto barrio algecireño. "Desde que nací en La Perlita, me crié en La Bajadilla y me eduqué en la Fuentenueva, pensaba en correr y saltar", asegura. Por eso, empezó a practicar el atletismo con su amigo Paco Prieto, convirtiéndose en campeón de Andalucía de triple salto y subcampeón de España de salto de longitud, a los 16 años.

Ayer, a las 10.00 de la mañana, Jorge Páez volvía a acordarse de los suyos, de quienes le apoyan, de quienes cuando llega a su Algeciras natal lo ven como una estrella, como si del mismísimo Carl Lewis se tratara. "Es por lo que, a pesar de las dificultades que tengo para entrenar y seguir en forma, me entrego en cada competición", asegura el veterano atleta, quien aún con la emoción de la victoria insistió en que "mis amigos, mis compañeros de trabajo y la gente de mi pueblo que me pregunta por la calle, ¿cuándo saltas?, ¿cuánto has hecho?, son los que me llevan a seguir superándome".

Jorge Páez consiguió un primer campeonato de España, en las competiciones militares de 1970, cuando realizaba el servicio militar en el acuartelamiento de artillería nº 5 de Algeciras. En aquella ocasión formó parte del equipo de relevos 4x100 que le dio el título. Eran unos tiempos que el veterano atleta recuerda con añoranza, ahora que se ha convertido en bicampeón del mundo. "Saltábamos en la playa de El Rinconcillo y recuerdo que mi primer chándal, me costó 55 pesetas. Se lo compré a otro gran atleta local (Mariano Grau) y se lo tuve que pagar a plazos", relata Páez. "Para pagar el chándal y las zapatillas con las que hacía las pruebas tuve que guardar el duro que mi padre me daba cada semana para el cine", desvela.

Tras el servicio militar, Jorge Páez se casó con Trinidad y, en sólo cuatro años, tuvo tres hijos (Jorge, David y Silvia), lo que le obligó a estar varios años apartado de la competición. Sus obligaciones como empleado del BBVA y, posteriormente, su paso a Cajamadrid, donde actualmente trabaja como comercial, le llevaron a no retomar su afición hasta los 30 años. Desde entonces hasta hoy, este anónimo algecireño no ha parado de sumar triunfos.

Con 35 años realizó en Málaga la mejor marca de la liga de clubes y una de las mejores de Andalucía con un salto de 6,73 metros y a partir de 1988, cuando adquiere la categoría de veterano, su carrera deportiva rompe todos los pronósticos, ya que no ha perdido un solo campeonato de España al que se haya presentado desde 1991 y, además, ha sido dos veces campeón de Europa en Francia (pista cubierta 2002) y Suecia 2005.

Antes vino su primer gran triunfo mundial. Fue en pista cubierta en Alemania, el 11 de marzo de 2004, día en el que dedicó el triunfo a las víctimas del atentado de Madrid.

Son muchas medallas, muchos trofeos y diplomas, pero Jorge es uno más en su ciudad. Este atleta se encuentra a años luz de los grandes contratos, de los medios de comunicación nacionales e internacionales, de los autógrafos y de la fama. Cada mañana, cuando suena el despertador, se convierte en un empleado de una entidad financiera al que muchos llaman "loco" cuando en verano, con lluvia o con viento se encuentra un día tras otro, entre el tartán y la arena del foso.

Sólo sus nietas pueden impedir que Jorge Páez, este nuevo campeón del mundo, relaje su entrenamiento y se permita el lujo de pasear por la céntrica plaza Alta de su Algeciras natal.

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