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Los sindicatos de Volkswagen rechazan el traslado a Portugal de la producción del nuevo todoterreno

El sindicato alemán IG Metall reaccionó ayer indignado ante la recomendación del presidente del grupo de marcas Volkswagen, Wolfgang Bernhard, de trasladar la producción del todoterreno Golf Marrakesh a Portugal si la plantilla alemana no acepta producirlo a bajo precio. La fabricación del Marrakesh en la central de Wolfsburgo (Alemania) quedó estipulada en el convenio colectivo que la empresa firmó con los trabajadores en noviembre de 2004.

"El señor Bernhard tiene que darse cuenta de que aquí las cosas no son como en el salvaje Oeste", declaró ayer en Hannover el jefe de distrito de IG Metall de Baja Sajonia, Hartmut Meine. El sindicalista recordaba así con sarcasmo la trayectoria de Bernhard como saneador de los negocios de Daim-lerChrysler en Estados Unidos.

"En Wolfsburgo se respetan los acuerdos entre empleador y empleados, a los que también tiene que atenerse el nuevo presidente de marcas", añadió Meine. Bernhard llegó a Volkswagen a comienzos de 2005 después de trabajar durante años en Daimler y sanear con gran éxito y 26.000 despidos la estadounidense Chrysler.

El traslado a Portugal pondría en peligro mil empleos en Wolfsburgo, según el sindicato. En el convenio también quedó rubricada la garantía de que no habrá despidos hasta el año 2011. La planta central de Volkswagen trabaja a menos del 70% de su capacidad.

Un comité de estrategia presidido por Bernhard había recomendado a través de un comunicado de prensa a última hora del martes fabricar el Marrakesh en la planta de Palmela (Portugal) a partir de 2007. Esto costaría más de 1.000 euros menos por vehículo que en Wolfsburgo. Bernhard inició así su primer pulso con la plantilla, después de mostrar durante sus primeros meses una cara amable que contrastaba con su fama de duro.

La única posibilidad de fabricar el Marrakesh en Wolfsburgo, decía la nota del martes, es hacerlo en las condiciones que la plantilla aceptó en 2001 para la fabricación del Touran. Los trabajadores renunciaban en virtud de aquel acuerdo a una parte de su sueldo a cambio del compromiso de la empresa de crear 5.000 nuevos puestos de trabajo. Este nivel salarial, sin embargo, es un 20% más bajo de lo que prevé el convenio colectivo de Volkswagen. La producción del todoterreno en la central no es rentable "en las condiciones actuales", asegura Volkswagen.

Bernhard dio así un ultimátum a los trabajadores de Wolfsburgo: antes del 26 de septiembre tiene que haber una decisión. "Lucharemos para fabricar el coche en Wolfsburgo y nos volveremos a sentar en la mesa de negociación sobre la base de nuestro convenio colectivo", declaró el presidente del comité de empresa, Bernd Osterloh.

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