Sucesión de Fraga
El PP gallego se obstinó en una pelea imposible contra la evidencia cuando, hace ahora un año, el entonces presidente de la Xunta, Manuel Fraga, anunció que optaría de nuevo a la reelección para preservar la unidad del partido. La justificación de Fraga equivalía a admitir que, a sus 82 años y sin ningún sucesor en el horizonte -que él no favoreció-, era el único capaz de poner orden entre las distintas facciones de la organización. El propósito de renovar la confianza de los electores con semejante planteamiento se adivinaba temerario, y así lo demostraron los comicios autonómicos del pasado 19 de junio, por muy honrosos que fuesen los resultados del PP.
Fraga desaprovechó durante años la oportunidad de despejar la incertidumbre sucesoria desde la confortable autonomía de decisión que le proporcionaban sus mayorías absolutas y su autoridad histórica. Ahora, desalojado de la Xunta por la coalición entre socialistas y nacionalistas, se ve abocado a poner en marcha el proceso bajo la tutela de Mariano Rajoy, quien pretende resolverlo antes de final de año en un congreso extraordinario. Los primeros movimientos internos en el PP gallego son un aviso del peligro de fragmentación. Hasta cuatro precandidatos se están postulando para relevar a Fraga: dos de ellos encuadrados en el sector fiel a Rajoy, un tercero que pasa por neutral y un cuarto, Xosé Cuiña, representante de la facción rural y populista que reclama la autonomía plena del PP regional.
A Rajoy se le presenta la ocasión de arrinconar a sus adversarios internos y satisfacer a los que demandan una modernización del PP en Galicia. Eso implicaría deshacerse del lastre del clientelismo, asentado en un arcaico sistema de baronías territoriales, y tratar de recuperar la confianza del electorado urbano que en las elecciones votó masivamente a la izquierda. No es seguro que esa operación de cirugía contase con el respaldo total de las bases. La facción ruralista se ha hecho fuerte en sus baluartes electorales, que evitaron el hundimiento del PP en las autonómicas.
Fraga parece reticente a convocar de inmediato el congreso extraordinario del PP gallego. La entrevista que mantuvo el viernes con Rajoy no ha aclarado mucho al respecto. Quedan pendientes cuestiones importantes, como la pretensión de Fraga de continuar de portavoz parlamentario, incluso después de que sea elegido su sucesor. El PP necesita despejar la incertidumbre cuanto antes para presentar una alternativa creíble y cohesionada al nuevo Gobierno gallego.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.