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EL NUEVO CURSO POLÍTICO

El PP se centra en crear una alternativa creíble tras pasar su peor año

Rajoy inaugura hoy el curso político y prepara un encierro con sus notables esta semana

Carlos E. Cué

El PP se prepara para vivir su segundo curso político en la oposición. Después de un año convulso, con la dificultad de digerir en 2004 un resultado electoral inesperado, los dirigentes del PP están convencidos de que ya ha pasado "lo peor", y el partido ha resistido. La dureza contra el Gobierno no cesará, pero ahora se centrará en construir una alternativa "creíble". Su líder, Mariano Rajoy, abrirá hoy el curso político y el miércoles reunirá a los notables para diseñar una estrategia que pasa también por "multiplicar" las voces públicas del partido, algo que se ha intentado ya sin éxito este verano.

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Todos los dirigentes del PP han escuchado con atención las múltiples declaraciones de su líder este verano. También cuando señaló que no tenía ninguna intención de realizar cambios en la estructura de poder. Pero la frase que más ha llamado la atención, por la lectura interna que tiene, es una que pronunció al principio del verano, en declaraciones a Tele 5: "Al PP nadie le va a votar por lo que haya hecho en los últimos ocho años de Gobierno; lo van a votar si creen que el Gobierno lo hace mal y el PP presenta alternativas y tiene al frente dirigentes en los que se puede confiar".

Es en esta doble línea en la que se va a trabajar. Para eso, Rajoy, que hoy inaugura el curso político con un acto en Ribadumia (Pontevedra), ha convocado a la máxima dirección del PP, los que se reúnen todos los lunes en los llamados maitines, a un encierro el jueves y el viernes de preparación del curso político. Primero analizarán los datos estadísticos, cómo ven los ciudadanos al PP y al Ejecutivo socialista. Las encuestas que maneja el PP, según sus dirigentes, indican que ya ha pasado "lo peor", que la distancia con el PSOE está estancada y que, por tanto, el partido ha aguantado "el peor año posible", esto es, el que sucede a una clara derrota electoral.

Sin embargo, dos habituales de esos maitines coinciden en que el principal problema del PP reside en resistir la tentación de reivindicar un pasado en el que casi todos están muy implicados.

Sucedió la semana pasada, en la comparecencia del ministro de Defensa, José Bono. Todos los dirigentes consultados están de acuerdo en que Eduardo Zaplana, portavoz parlamentario, y antes Rajoy, hicieron muy bien al dudar del "espíritu pacifista" del Gobierno recordando que España está en Afganistán en misiones peligrosas que el PP define como "de guerra". Pero lo que nadie entiende es por qué, en ese afán, Zaplana reivindicó la participación española en la guerra de Irak.

"Cuanto menos se hable de Irak, mejor. Hasta Bush está modulando su discurso. Las armas de destrucción masiva no han aparecido, no podemos seguir justificando aquello", comenta un dirigente.

Los consultados asumen que no se va a producir ningún cambio interno, y que la crisis desatada por el catalán Josep Piqué en julio, cuando habló de la necesidad de "nuevas caras" distintas a las del secretario general, Ángel Acebes, y Zaplana, demasiado vinculadas al pasado, ha quedado en nada y sólo ha servido para deteriorar aún más la relación entre el catalán y el portavoz parlamentario.

Pero lo que sí parece entrar en los planes de Rajoy es otra sugerencia de Piqué, que éste reiteró ayer mismo: la multiplicación de voces. Se trata de preparar una especie de Ejecutivo en la sombra, parecido al que tuvo el PP hasta 1996. Para cada asunto puntual, un portavoz. "Creo que es muy bueno que los ciudadanos perciban que el PP, como alternativa real de Gobierno, tiene gente preparada en todos los terrenos", señaló Piqué.

El problema es que la multiplicación de las voces ya se ha intentado este verano con escaso éxito. Dirigentes como Soraya Sáenz de Santamaría, Gabriel Elorriaga o Miguel Arias Cañete han tratado de aumentar su presencia, pero los medios "no los compran", según la definición de uno de los que acude a maitines. Aun así, todos los consultados están convencidos de que Rajoy piensa seguir impulsando esa diversificación de caras, y creen que con el tiempo serán más conocidos y más vendibles para la prensa.

En cuanto a los dos principales arietes del Gobierno, Zaplana y Acebes, no es previsible que reduzcan su presencia. El PP ya tomó todas las decisiones en este sentido en el congreso que celebró el año pasado. La idea de nombrar un portavoz del partido, que algunos dirigentes manejaron, parece descartada. Zaplana se ocupa de muchos debates clave, como corresponde a su cargo de portavoz parlamentario. Pero también tiene intenciones de ceder protagonismo. De hecho, en principio no estaba previsto que fuera él quien realizara el debate sobre Afganistán en la Comisión de Defensa, aunque cambió de idea cuando su homólogo socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba, le anunció que él defendería la posición del PSOE.

Algunos dirigentes apuestan también por pedir a Acebes que se concentre en un trabajo más interno, como corresponde a su cargo de secretario general. Pero nadie sabe si Rajoy, el único con autoridad para decidir algo así, está de acuerdo con esta idea.

A los dirigentes les cuesta, incluso en privado, hacer autocrítica. Pero sí tienen claro que la línea de oposición dura va a seguir, porque están convencidos, especialmente después de los últimos enfrentamientos entre el PSOE y el PSC, de que el Ejecutivo "tiene una vía de agua" en el asunto territorial.

Aunque también la tiene el PP, admite alguno, porque dirigentes territoriales como Piqué, Francisco Camps o Javier Arenas no pueden asumir frases como la de Rajoy, también este verano, cuando señaló que las reformas estatutarias "no le importan a nadie".

El secretario de organización del PSOE, José Blanco, ofreció ayer al PP diálogo pero con la condición de que sus dirigentes "se serenen". Todos los dirigentes consultados asumen que el PP hará exactamente lo contrario. "Están pasándolo mal, no podemos rebajar el tono ahora. El reloj corre en contra del Ejecutivo. Pensar en unas elecciones anticipadas es excesivo aún, pero está claro que el Gobierno es inestable, y hay que hurgar en esa herida", asegura uno de los hombres de confianza del líder.

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