No me olvides
AHORA QUE EL CICLISTA ARMSTRONG vuelve a salir en la tele, creo que ya es hora de que el Gobierno haga algo. Debería dictar inmediatamente una orden de búsqueda y captura para todos los que todavía no llevan su pulsera solidaria. Propongo que nos metan en una cárcel junto con otros ciudadanos indeseables. Me refiero a los que aún no han dicho la frase: "Pues va a ser que no", y a los que no llevan perilla. De manera que aún están a tiempo. Pónganse la pulsera igual que los actores, los futbolistas, y hasta las echadoras de cartas de los canales locales de televisión. Es por una buena causa. Con esta pulsera, Armstrong (amarilla, de silicona, y con la leyenda: Livestrong recauda fondos para investigar sobre el cáncer, enfermedad que superó).
A la espera de pulseras 'Livestrong' para apoyar a Armstrong, acusado de dopaje, me pongo a diseñar un modelo nuevo
El caso es que, al mismo precio que las auténticas, ya han salido las pulseras Livestrong de imitación. Las venden en cualquier Todo a un euro. Las hay de todos los colores y para todas las afecciones del cuerpo y del alma. Son una rama portátil de los libros de autoayuda. En la de color rosa, por ejemplo, pone hope. En cambio, en la de color rojo pone Suppor our troops, lo que tiene su gracia, porque significa una cosa u otra según quién se la ponga. No es lo mismo si la lleva Aznar o si la lleva un iraquí. También hay otra, con mucho colorido, como si fuese de plastilina, en la que se lee: Good bless the world. Pues lo mismo. Si la llevan los obispos que se manifestaron contra el matrimonio homosexual, este Good significa una cosa. Si la lleva Tom Cruise significa otra. Y si la llevan los terroristas suicidas, otra. La que no admite segundas lecturas es la lila. En ella pone: sexy. Lo que no sé es dónde estarán todas las que se repartieron para dar apoyo a la candidatura de Madrid 2012, y sólo espero que ningún implantador de pechos desaprensivo haya visto en ellas una oportunidad para el reciclaje.
Así que no se resistan más. No quieran ser unos héroes. Ya resistieron toda la década de los ochenta y hasta la de los noventa sin decir la frase de Mayra: "y hasta aquí puedo leer...". Esto les pilla más mayores. Compren. En Internet las anuncian así: "10 pulseras Livestrong amarillas, 100% silicona, 18 cm de circunferencia, 12 milímetros de ancho, 1,95 milímetros de grosor. Ideal para todo tipo de persona: hombres, mujeres y niños. Se ajusta perfectamente a la muñeca dando una imagen desenfadada y juvenil". Ya ven qué alegría. No hay nada mejor que dar una imagen desenfadada y juvenil. Y sigue: "Sólo vendemos Livestrong tamaño juvenil, mucho mejor que las de adulto, ya que se ajustan a la muñeca y quedan fenomenal, valen también para niños y chicas. Estas livestrong juvenil son las más difíciles de conseguir. Además, no seas el último y manifiéstate en contra del racismo. Te ofrecemos la posibilidad de hacerlo con la pulsera en contra del racismo, difíciles de encontrar. 100% silicona. El mejor regalo para ti y los tuyos".
Pues sí que es verdad. En lo del racismo hay que estar a la última. Y si cuestan de encontrar, mucho mejor. A la espera de pulseras Livestrong para apoyar a Armstrong, acusado de dopaje, me pongo a diseñar un modelo nuevo. En él se leerá: Personality. Los beneficios irán a mi ONG, Geógrafos sin Fronteras.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.