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Una treintena de mujeres vuelve a ejercer la prostitución en el entorno de Cuzco

Las meretrices buscan clientes al abrigo de los locales de alterne que hay en la zona

Una treintena de mujeres, en su mayoría de Europa del Este, se prostituye desde hace unos meses en la zona de Cuzco. Las meretrices explican que han llegado hasta esta selecta zona de la capital porque "se pagan mejores precios que en otras zonas". Algunas incluso cuentan que antes habían probado suerte en el distrito Centro o en la colonia Marconi (Villaverde), pero que la presión policial les ha hecho ir a otros lugares para buscar clientes. Los vecinos de la zona han anunciado movilizaciones después del verano para protestar contra la prostitución.

"En Cuzco apenas quedaba hace unos meses algún transexual ejerciendo la prostitución", explica Beatriz Sagrado, presidenta de la ONG Médicos del Mundo. El panorama ha cambiado en los últimos meses. Al abrigo de varios locales dedicados al sexo, un grupo de meretrices busca clientes. Desde hace unos meses han elegido la zona porque, según ellas, al reclamo de estos locales de alterne llegan muchos hombres y además la presión policial las ha expulsado de otras zonas (Montera, Villaverde). "En los últimos meses se ven más chicas por aquí, entre Capitán Haya, paseo de la Castellana y Sor Ángela de la Cruz. Debe de haber una treintena de prostitutas", explica un agente de la Policía Municipal que patrulla la zona por la noche.

Hace cuatro años, la prostitución era habitual en la zona de Cuzco. Los vecinos salieron entonces a la calle y montaron patrullas ciudadanas. Las meretrices, por la presión, terminaron abandonando el entorno de la calle del Capitán Haya. Ahora, ante la presencia de nuevo de la prostitución, los vecinos han anunciado que después del verano comenzarán a movilizarse de nuevo.

Conforme vaya avanzando la noche, decenas de mujeres irán tomando las calles de Cuzco. A las dos de la mañana, ya hay una notable presencia de prostitutas. "Yo estaba en la colonia Marconi y aún voy por la tarde por allí, pero la policía vigila y no hay coches", explicó una mujer, que dijo ser de Rumania y que se prostituía en Capitán Haya.

Una mujer argentina, que se hace llamar Verónica y que espera la llegada de hombres, explica que cobra la hora a "150 euros". "Estos precios no los encuentras en ningún lado", justifica. Dos manzanas más allá hay un grupo de chicas albanesas. Todas están cortadas por el mismo patrón: pelo teñido muy oscuro, grandes pendientes de aro y una gruesa raya pintada en el párpado inferior. Leonardo Hernández, mediador de la Asociación para la Prevención, Reinserción y Atención de la Mujer Prostituida (Apramp), se les acerca. "Venimos algunos días de la semana y les damos preservativos", explica este joven.

Es medianoche. El grupo de albanesas se cobija del viento en un portal. Alguna, de vez en cuando, se asoma para intentar parar alguno de los coches que cruzan el paseo de la Castellana. "¿Edad? Buf, somos muy mayores, tenemos 24", explica una de las chicas, angustiada porque ya se ve "vieja".

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En el local de alterne D'Angelo, uno de los más antiguos de la capital, sus porteros están acostumbrados al ir y venir de las chicas en la calle. Enfrente, además, hay un local de strip-tease y no muy lejos hay otro local de alterne y otro más que también tiene habitaciones. El trasiego es continuo. "Aquí vienen muchos clientes con clase y quizás por eso, a su reclamo, están quedándose prostitutas por los alrededores", señalan fuentes del local. Dentro, el ambiente es tranquilo. En unas mesas poco iluminadas, decenas de hombres alternan con chicas discretamente vestidas. Un ambiente que contrasta con lo que ocurre fuera y que, después del verano, se encontrará de nuevo con la oposición vecinal.

Una mujer conversa con un automovilista en la zona de Cuzco.
Una mujer conversa con un automovilista en la zona de Cuzco.CRISTÓBAL MANUEL

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