El amor está en el aire
La noticia: "Un diputado del PP se casa con una diputada del PSOE".
La fecha: jueves 26 de mayo de 2005.
Hemos descubierto una bonita historia de amor que ha vencido todos los obstáculos. Un diputado del PP se casará con una diputada del PSOE. ¡Qué fuerte...! Deben de haberse enamorado en los pasillos del Congreso: "¿Cómo va el decreto no de ley, churri?". "¿Y tu enmienda a la totalidad, ladrón?".
La política tiene un índice de testosterona... Sólo hay que verlos para ponerse uno cachondo. Hasta el presidente del Parlamento les ha tenido que llamar la atención: "Ruego a sus señorías que no se metan mano". Cosa muy difícil porque están en ángulos diferentes.
Al final, cuando él la pidió en matrimonio, ella le contestó que lo decidiría por referéndum. Y el tío asustado: "¡Noooo! ¡Que sale no!".
La verdad es que el amor te produce un estado de euforia. Algunos dicen gilipollez; no, es euforia
Es normal, con los primeros calores el amor está en el aire. La verdad es que el amor te produce un estado de euforia. Algunos dicen gilipollez; no, es euforia. Todo es diferente... A tu pareja la ves moverse en cámara lenta, como si estuvieran repitiendo un gol. Y te parece que todas las canciones de amor hablan de ti. Los psicólogos lo denominan manía persecutoria, pero tú: no, es amor. Tarareas todo el día: "Nothing's gonna change my love for you...". Incluso te lees una poesía ¡y la entiendes!
¿Y qué tendrá el amor que te da por escribir poesías? Suspendiste literatura, pero tú escribes poesía. Nadie sabe por qué se te activa el mecanismo de la rima. Y, claro, todavía pareces más gilipollas. Vas a cenar con tu pareja y cuando te traen las bebidas te quedas mirando la botella y le sueltas:
"Agua mineral,
agua natural,
el brillo de tus ojos
reluce como el cristal".
Entonces ella te mira a ti y te dice:
"Alá es un Dios,
Mahoma su profeta.
Y tú eres el tío
más tonto del planeta".
"Hasta luego".
El otro día pensaba qué pasaría si te diera por hacer poesías, en lugar de cuando estás enamorado, cuando estás cabreado. Por ejemplo, cuando vas a recoger el coche porque se lo ha llevado la grúa. Que llegas con una mala hostia al depósito municipal... "¿Qué?, ¿viene a buscar el coche?". "Noooo, vengo a verte. A ti, y a tu compañero. A los dos, guapos, que sois unos guapos todos los que estáis aquí". "¿Va a pagar la multa?". Dices: "¡¡Noooo!!". "Entonces tendrá que firmar aquí". Y en ese momento te acercas a la ventanilla y le dices al tío:
"Cuando te miro de frente,
veo el azul del mar.
No por tus ojos verdes,
sino por tu cara de calamar".
Y qué bonitos son los besos de los enamorados. Con los ojos cerrados... Y qué largos son. Parece que estés haciendo una endoscopia. Tienes tiempo de explorar los 32 dientes, con sus espacios y todo. Claro que al cabo de un rato ya no sabes qué hacer. Y dices: "Yo no paro, que pare ella...". Es una de las grandes preguntas de la humanidad: ¿cuándo se termina un beso? No hay un manual, no hay una normativa europea, no hay un Kamasutra para besos, con diferentes posturas para las lenguas. Entonces, ¿qué ocurre? Que te aburres y abres los ojos. Qué poco romántico es dar un morreo con los ojos abiertos. Es como hacer el amor con la tele puesta mientras Manu Sánchez da los deportes.
Lo jodido es cuando abres los ojos y ves que tu pareja también los tiene abiertos. Esos ojos tan grandes mirándote, bizcos, y con la boca abierta. Parece que le estés haciendo la respiración asistida a un besugo.
Bueno, en fin, quien esté enamorado, que lo disfrute. Porque cuando estás enamorado te da esa risa tonta por cualquier cosa. Te dicen: "Tienes que pagar 3.000 euros a Hacienda". Da igual, estoy enamorado. Te dicen: "Fernando Alonso se ha equivocado de neumáticos". Da igual. Te dicen: "España va a repetir el referéndum". ¡Ah, no! Eso sí que no.
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