Vitoria cuenta con un fondo de diez millones de euros para dedicar al arte

El Ayuntamiento de Vitoria cuenta en la actualidad con un fondo de diez millones de euros para invertir en obras artísticas. Es el producto de la dedicación del 2% del presupuesto de los proyectos públicos de construcción que acomete la ciudad, una iniciativa única entre los ayuntamientos vascos y navarros, que duplica el mínimo (1%) al que la Ley de Patrimonio Cultural obliga al Gobierno y diputaciones.

Diputaciones y Ejecutivo deben dedicar el 1% del presupuesto de las contrataciones de obras que superen los 300.500 euros. Ni San Sebastián ni Bilbao siguen esta práctica, a la que no están obligados por la ley de 1990 los municipios. Los responsables del Ayuntamiento de Vitoria están, en cambio, dotando un fondo con el 2% de las obras con el objetivo de alcanzar los 12 millones para promover una obra de prestigio, al estilo de la Plaza de los Fueros, diseñada por el arquitecto Luis Peña Ganchegui y el escultor Eduardo Chillida.

En los años sesenta, al igual que hacían otros municipios de cierta entidad, los responsables vitorianos decidieron reservar pequeñas partidas de las obras públicas para la organización de anuales y bienales, la promoción de becas de creación artística o la compra directa de obras a los artistas, entre otras fórmulas. En 1984, el pleno municipal decidió destinar a ese fin el 2% de las contrataciones de obras públicas, propuesta que se adelantó seis años a la ley de Patrimonio Cultural vasco, que exige a diputaciones y Gobierno destinar a ese fin el 1% de su presupuesto de obras.

En general, las inversiones se realizaron en obra plástica, como muestra el cómputo final de piezas adquiridas, con 111 pinturas, 55 esculturas y, ya en menor cantidad, grabados, fotografías, bajorrelieves o murales. Sin embargo, la calidad no estaba a la altura de lo que buscaba la ciudad. Así lo entienden los técnicos culturales del consistorio.

En 1999, se recuperó el espíritu del 2%, con un nuevo impulso: el pleno decidió el 17 de noviembre de aquel año que también se atendiese a otras artes, como la música, y que se pudiese acumular para realizar una obra de envergadura. En estos seis años, gracias a la creación de los nuevos barrios de Salburua y Zabalgana, entre otros proyectos, se ha conseguido llegar a los diez millones. Paralelamente, el Ayuntamiento ha promovido un par de encuentros en 2002 y 2004 para reflexionar sobre el arte público, coordinados por la crítica de arte y directora de las revistas Lápiz y Exit, Rosa Olivares.

El debate fue polémico. Olivares redactó un informe sobre la escultura pública en Vitoria que presentaba un panorama bastante pobre. Se había invertido sin criterio y como promoción de artistas locales, pero no se había tenido en cuenta la calidad de la obra, venía a decir. Es entonces cuando se le encargó que renovase un espacio público. Se eligió el parque del Prado y Olivares propuso la participación de cinco escultores de prestigio: Esther Ferrer, Susana Solano, Francisco Ruiz de Infante, Claudia Wissmann y Sergi Aguilar. Se renovó un pedazo de paisaje público con la intervención directa de los artistas.

Continuar la reflexión

"La propuesta ha sido un éxito y el pleno municipal está animado a continuar con esa reflexión de recuperar un espacio público, en la que participen todos los departamentos implicados -Cultura, Medio Ambiente, Urbanismo, Vía Pública- para que la intervención tenga un carácter más global", explica Enrique Ruiz de Gordoa, director de Cultura del Ayuntamiento.

De momento, ya se celebró una primera reunión el 15 de julio en una mesa en la que participaron los grupos políticos y los técnicos municipales. La siguiente está convocada para la segunda quincena de septiembre. Y añade el director municipal de Cultura: "Hay que trabajar desde el consenso interno y sin prisas. Se trata de hacer ciudad, no invertir por invertir".