El gordo del paraguas
Si a usted le pidieran 20 años por pederasta, ¿se habría atrevido a mostrarse excéntrico en sus comparecencias? ¿Habría alquilado a un gordo para que le sujetara un paraguas día y noche? ¿Habría mantenido, frente a un horizonte penal tan duro, todas sus rarezas, por provocadoras que pudieran resultar para el jurado, o, por el contrario, habría acudido a la audiencia intentando pasar inadvertido? Si a mí me hubieran pedido 20 años de cárcel por abuso de menores, fuera o no cierto, creo que me habría borrado del mapa, habría dicho tierra trágame, o tierra trágalos. Que se rebobine la creación, que yo vuelva al vientre de mi madre y mi madre al de la suya, y así hasta llegar a Adán y Eva, y después, o antes, a los protozoos, a los microorganismos de los que procedemos. Más aún, regresemos a los instantes anteriores al Big Bang, para que no quede memoria de mi paso por este mundo. Y es que a mí me educaron en el qué dirán, en lo de cuidar las apariencias, a lo que no he hecho mucho caso, la verdad, pero hay delitos y delitos, extravagancias y extravagancias, de manera que si se hubiera hecho público que me metía en la cama con niños de todos los colores, me habría torturado imaginando qué pensarían mi madre, mi portero, el señor del quiosco de periódicos, mi cuñada, la cajera del supermercado y una compañera del colegio de la que estuve enamorado y a la que aún envío una postal por Navidad.
Pues es un error. A Jackson le ha salvado el hecho de seguir realizando sus rutinas, incluso las más estúpidas, como la de llevar al lado un gordo que le sujetase el paraguas. Cuando aparecía en los telediarios, yo sólo tenía ojos para el gordo. Me asombraba la profesionalidad y la delicadeza con la que sostenía el trasto. Y no miento. A la izquierda de la foto pueden apreciar un primer plano de sus dedos. Observen la delicadeza con la que rodea el mango sin llegar a asfixiarlo. ¿Cuánto cobraría por ese trabajo? ¿Estaría en plantilla o sería eventual? ¿Seguiría también al cantante por el interior de la vivienda, allá donde fuera, incluso al cuarto de baño, para mantenerlo bajo palio durante las 24 horas del día? Nunca me pregunté si Jackson era culpable o no, no me concernía, sino por el significado de ese paraguas a cuyo extremo había un gordo negro sujetándolo. Un gordo negro: si se fijan, lo contrario de Jackson, que es un blanco delgado. ¿Por qué ese contraste? Muchos días me dormía especulando sobre la vida de ese gordo negro. Lo imaginaba llegando a casa, después de una jornada agotadora de trabajo. Veía a su mujer, en la cocina, preguntándole qué tal le había ido.
-Me ha temblado el paraguas un par de veces -respondía él con pesar.
-Mañana te saldrá mejor, querido. Cómete la hamburguesa entera, y las patatas, no vayas a adelgazar y te echen. Ya sabes que en tu especialidad laboral hay mucho paro.
Yo no sé si debían haber metido a Jackson en la cárcel por pederasta. No soy juez, ni ganas. Si el jurado dice que no había pruebas, me lo creo, no había pruebas. Pero lo del paraguas lo vio todo el mundo, por Dios. ¿Acaso no es un delito la creación de esa figura laboral?
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