"Los problemas de los vecinos me preocupan más que la soberanía"
El alcalde de Bilbao, el peneuvista Iñaki Azkuna (Durango, 1943) afronta con "buena correa" la Aste Nagusia, el prolegómeno del nuevo curso político en septiembre.
Pregunta. Sus mensajes institucionales siempre hablan de paz y tolerancia.
Respuesta. Sí, este año el mensaje del día del aniversario de la Villa, el 15 de junio, ha sido también sobre la paz y la tolerancia. Pero no suelto más de una frase sobre la paz, porque en este país el 98% de las personas queremos la paz. Al otro 2% le importa un bledo.
P. Sobre las fiestas de Bilbao planea el riesgo que las ensombrezcan los actos violentos.
R.Los que vinieron a poner las pancartas [el pasado 15 de agosto, en la visita de la corporación municipal a la basílica de Begoña] del No apartheid lo hacían en parte para consumo interno y también para consumo externo, para decir que están vivos. El problema para mí es: ¿les importa el país? A mí como alcalde me pueden preocupar los grandes temas, la territorialidad, si hay que ser independientes o la soberanía, pero me preocupa más la ciudad, los problemas de los vecinos y las vecinas, su calidad de vida, el futuro de mis conciudadanos, conseguir que Bilbao salga de aquella crisis tremenda que nos destrozó, que aparezcamos en el mundo, que estemos en pista. Me gusta atender el día a día, pisar tierra, no me preocupa el imaginario. Como decía Georges Brassens, morir por las ideas sí, pero de forma lenta.
"Cuando un partido elige a un señor, lo que hay que hacer es apoyarle. De puertas afuera es importante dar un discurso homogéneo" "Claro que hay que hablar con el PSE, con el Partido Popular y con todo quisque. El país ha progresado cuando ha habido comunicación"
P. ¿Hasta qué punto es responsabilidad del alcalde velar por la seguridad en las fiestas?
R. En ese sentido, sí que hay una cosoberanía: del Departamento de Interior, del alcalde, de las fuerzas vivas. Estamos en conexión íntima con la Ertzaintza y, en algunas zonas como Bilbao la Vieja, con otros cuerpos policiales como la Policía Nacional. El alcalde tiene que velar por el orden público hasta donde llega. Pero hay una cosa que es el espíritu, y en el espíritu el alcalde está en primera fila, como los vecinos y vecinas, por estar y conservar el orden, por que esto no sea un circo, sino un sitio vivible, convivible y apetecible. Si hacemos una ciudad cutre y maloliente donde todo sean pintadas y, no manifestaciones, que son un derecho, sino vodevil, no se puede vivir. ¿Por qué estos señores no canalizan todo hacia la política?
P. ¿Por qué no lo hacen?
R. ¡Ah!, es una buena pregunta. Lo que pasó en San Sebastián; primero, un homenaje a un etarra muerto, y por la tarde un cirio, eso sí que no es política.
P. Usted ha pedido más competencias municipales.
R. Sí, pero no en materia de seguridad. Todos los alcaldes hemos pedido más competencias. Los partidos que sustentan el Gobierno central quieren que los gobiernos autonómicos den más competencias a los ayuntamientos. Yo creo que, efectivamente, debe ser así, pero que también el Gobierno central puede soltar algunas. Aquí tenemos otra dificultad, dificultad o riqueza: que están las diputaciones de por medio. Hay competencias forales y del Gobierno autónomo que las podrían sustentar ciertos ayuntamientos. Competencias en urbanismo, en deporte, en cultura. Es algo que han pedido todos los alcaldes, es algo trillado.
P. ¿Y una batalla perdida?
R. Perdida, no. Pero la gente se resiste a soltar competencias y a soltar dinero. La administración municipal es la más débil y la que más competencias tiene, porque los ciudadanos se dirigen a los alcaldes para todo.
P. Odón Elorza reclama de una vez la ley Municipal.
R. No hemos sido capaces de sacar una ley municipal. Quizá es que Euskadi es muy complicada. Tengo dudas, porque si no acertamos, no sé si va a ser mejor tener o no tener ley Municipal. Si sólo va a ser una componenda, no merece la pena. Todos los partidos se tildan de municipalistas, dicen que el municipio es fundamental, la primera línea, lo más cercano al ciudadano. Sí, pero no pasan de ahí. Tiene razón Elorza al decir que es necesaria una ley Municipal, consensuada y que sirva para dar un papel de igualdad con otras administraciones y para que los municipios tengan más posibilidades. Una ley que vertebre la comunidad autónoma, que se sepa el papel de los ayuntamientos, que no es de meros comparsas. Arreglar las aceras, hacer jardines o poner bancos es, para mí, más importante que hablar de los grandes temas del país.
P. Hablando de partidos municipalistas, ¿cómo ve el suyo, el PNV?
R. Hay un nuevo presidente y hay que apoyarle. Un partido triunfa y da valor a los ciudadanos si funciona al unísono. Hay que ponerse detrás, en este caso de Josu Jon Imaz, y apoyarle y no dedicarse a segar la hierba.
P. Pues suenan voces diferentes, soberanistas y cosoberanistas.
R. Yo desde hace unos años me dedico a la baja política, que es la del vecindario. Lo que creo es que cuando un partido elige a un señor, lo que hay que hacer es apoyarle. Una cosa es que no estés de acuerdo y por los cauces internos muestres tu desagrado o tu disconformidad, pero de puertas afuera es muy importante preservar la unidad y dar un discurso homogéneo.
P. Su experiencia es larga en gobiernos de coalición. ¿Qué opina del acercamiento PNV-PSE?
R. Todos los acercamientos son buenos. Sobre todo, es bueno hablar; en política no se debe estar muchos años incomunicado. Otra cosa son los pactos de gobierno. A mí, me va muy bien el pacto con Ezker Batua. Pero claro que hay que hablar con el PSE, con el PP y con todo quisque. Lo lógico es que se moderen las posturas y pueda incluso haber acuerdos en las Cortes. Pero no creo que afecte al Gobierno vasco y a los pactos de coalición. Hay que hablar de territorialidad, del modelo de Estado, de lucha antiterrorista. No veo más remedio que hablar con todos los partidos. El país ha progresado cuando ha habido una buena comunicación.
P. Ha anunciado novedades antes de Navidad ¿Cuáles?
R. Estoy pensando en las inauguraciones del Conservatorio, de la ampliación del parque de Doña Casilda. Y en tomar decisiones importantes, como por dónde va el tranvía para cerrar el círculo. Si queremos hacer una ciudad sostenible, la salida es el tranvía.
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