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Los alcaldes denuncian el mal estado de la autovía A-2 entre Lleida y Tàrrega

La autovía A-2 entre Lleida y Barcelona, que tardó 20 años en ser construida en su totalidad, vuelve a estar en el ojo del huracán por el mal estado del firme entre las ciudades de Lleida y Tàrrega. Los alcaldes de las poblaciones por las que discurre la polémica vía han denunciado que el deterioro que presenta la calzada en ese tramo, inaugurado en 1992, puede ser la causa de muchos de los accidentes que se vienen registrando en esa parte del recorrido.

Esta autovía es la carretera de Lleida que soporta una mayor densidad de vehículos, especialmente desde que hace un año se acabó el desdoblamiento del último tramo pendiente entre La Panadella y Santa Maria del Camí. Desde entonces, el tráfico ha experimentado un crecimiento del 44%, según el Ministerio de Fomento, al tiempo que ha disminuido en la autopista.

Los alcaldes y los usuarios denuncian que el asfalto en el tramo Lleida-Tàrrega, el primero que entró en servicio, se encuentra en unas condiciones deplorables, con grietas y agujeros. El deterioro del pavimento ha comportado incluso la desaparición de la señalización horizontal, lo cual va en perjuicio de la seguridad de los automovilistas. El firme empezó a deteriorarse en el invierno de 2001 a causa de la potasa que se arrojó en la calzada para combatir el hielo. Los alcaldes exigen actuaciones urgentes de mantenimiento, y el de Mollerussa, Toni Bosch, de CiU, propone la construcción de un tercer carril. Un portavoz del Ministerio de Fomento manifestó ayer que existe un proyecto para reforzar el asfaltado y precisó que las obras de conservación para mejorar la seguridad están pendientes de aprobación y licitación.

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