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Reportaje:PLAN DE BARRIOS | Barrio antiguo, de Solsona

Los edificios más nobles y más humildes

Solsona confía en la artesanía para renovar su núcleo antiguo

La promoción de la cultura y la introducción de la artesanía entre el comercio convencional son los elementos que deben contribuir de manera decisiva a la transformación del núcleo antiguo de Solsona. Delimitado con precisión por el ámbito de la muralla y sus portales de acceso a las principales vías de comunicación, el núcleo antiguo de esta ciudad no ha resistido a la tendencia de tantas otra comunidades: los edificios, los más nobles y los más humildes, entran en un proceso de deterioro, la población autóctona de la zona dimite de su voluntad de residencia para buscar cánones de habitabilidad más próximos a las necesidades del siglo XXI, el comercio se repliega y el hueco es ocupado por la nueva población de baja renta per cápita: la inmigración.

El 15% de edificios se halla en estado de ruina y una parte de ellos están habitados
El Ayuntamiento ha adquirido la casa Morató para crear la manzana cultural

Solsona cree haber advertido el problema a tiempo y su propuesta de inclusión de la zona para percibir las ayudas de la Ley de Barrios "nos debe permitir cambiar la zona como si diésemos la vuelta al calcetín", afirma Jordi Riart (CiU), alcalde de la localidad. Riart vive con ilusión el plan de su gobierno para cambiar el signo de la tendencia actual del barrio antiguo y, con satisfacción, el hecho de que la Generalitat les haya aprobado prácticamente sin retoques su plan de inversión de 12,5 millones de euros en la operación.

Los edificios, en buena medida, precisan de rehabilitación, pero lo que pretende el gobierno local es introducir elementos de estímulo en la población para lograr el cambio. Uno de ellos, la cultura. El Ayuntamiento ha adquirido la casa Morató, un vetusto edifico que tiene la singularidad de ser el único del núcleo antiguo en el que a partir del primer piso no hay paredes de piedra, sino de ladrillo macizo y donde residió el autor del retablo del santuario del Miracle.

Éste debe ser el motor cultural. A su entorno hay que crear la manzana cultural. La casa Morató, situada frente al Ayuntamiento, se transformará en una biblioteca comarcal, que irradie conocimiento y que renueve el tránsito de vecinos de la ciudad que, viviendo extramuros, vuelvan a adentrarse en ellas para acudir a las salas de lectura. En este espacio también se prevé recuperar la exposición permanente del Museo Etnográfico de la población, ahora clasificado y almacenado, pendiente de poder ser mostrado nuevamente, pero con la ambición de presentarlo en un formato museográfico que sea atractivo. Al mismo tiempo, Riart tiene la ilusión de hacer una política museística que dé unidad al conjunto de la oferta que hay en la ciudad.

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El segundo gran elemento impulsor tiene que ser el comercio, y más precisamente la artesanía. Riart y su equipo de gobierno creen que el núcleo antiguo solsonés reúne las condiciones para ser un centro de visitas turísticas de primer orden. Su catedral, la nobleza de algunas edificaciones, la singular de haber mantenido los portales, son elementos que Riart considera puntales para conseguir "un impulso brutal" en el barrio, que es su deseo.

En el barrio antiguo de Solsona viven unas 1.200 personas (1.157, según el padrón de habitantes de 2004), lo que supone el 12,8% de la población total de la localidad. La ciudad ha vivido años de estabilización demográfica y ahora que crece (1.000 habitantes más entre 2000 y 2004) desea la estabilidad social.

El número de extranjeros ha crecido casi a la par que la población global (de 241 a 923 personas en las mismas fechas), lo que supone haber pasado en el conjunto del municipio del 3,3% de inmigración no comunitaria al 11,2%. Pero en el núcleo antiguo, el porcentaje se incrementa día a día hasta llegar el 23,6% que se percibió en el último recuento, en agosto de 2004. No sólo hay cada día más inmigración, sino que va disminuyendo la población autóctona.

Riart y su equipo consideran imprescindible renovar el barrio. Conseguir que los propietarios se motiven para intervenir en el 43% actual de fincas deshabitadas, para reducir la cifra alarmante del 15% de edificios que se encuentran en estado de ruina, y más teniendo en cuenta que una parte significativa aún está habitada. Como en la mayor parte de las ciudades, la población del núcleo antiguo está envejecida. En estas estrechas y tortuosas calles, estas centenarias y húmedas casas, el porcentaje de gente mayor de 80 años es el doble que en el resto de la localidad.

Las ayudas de la Ley de Barrios también serán para la transformación urbanística de la zona, para mejorar pavimentos y terminar con las cañerías de plomo, por ejemplo; para dotar al centro de instalaciones y servicios públicos propios del siglo actual, mejorar la vialidad, reducir el espacio de los vehículos y ganarlo para los peatones, acabar con las barreras arquitectónicas en la parte urbana, entre otras muchas cosas. Y para introducir mejoras de carácter social a través de cursos destinados a mejorar la integración de la inmigración, para que sepan cuáles son sus "derechos y cuáles sus deberes", explica Riart, en la comunidad solsonense.

El alcalde, su equipo y la ciudad tienen cuatro años "de intenso trabajo" por delante en el que precisarán de la colaboración de la ciudadanía y el concurso de otras instituciones (con las cajas ya se han iniciado contactos para encontrar líneas de colaboración) para hacer estimulante la apuesta.

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