El Tribunal Supremo prohíbe la destrucción de las sinagogas
El Ejército israelí no podrá dinamitar las 38 sinagogas y yeshivas (seminarios judíos) de los asentamientos de la franja de Gaza, tal y como había planificado en un primer momento, según un auto dictado ayer, con carácter urgente, por el Tribunal Supremo de Jerusalén.
Los jueces del Supremo, a petición del rabino Yishai Bar Chen, del asentamiento de Elei Sinaí, y del historiador Noach Folger, han comunicado a la Administración la prohibición, por el momento, de destruir las sinagogas y tratar de buscar soluciones alternativas, entre las que apunta la posibilidad de desmontarlas, total o parcialmente, para reconstruirlas en Israel o en algunos de los poblados provisionales, levantados para acoger a los colonos.
"Yo oigo durante todo el día anuncios en la radio diciendo que ustedes tienen solución para cada cosa, pero en el caso de las sinagogas, ¿qué solución tienen?", pregunta en tono irónico el juez del Supremo, Edmond Levy, al Gobierno en el auto difundido ayer. Los jueces han dado al Estado un plazo de dos días para que conteste.
El profesor Uriel Simon de la Universidad Hebrea de Jerusalén, conocido por su militancia izquierdista, ha apoyado la petición de los rabinos demandantes, al asegurar que la destrucción de las sinagogas, por demolición o dinamitándolas, provocaría un trauma nacional. El profesor sugiere como alternativa que las sinagogas de la franja de Gaza sean colocadas bajo la protección de las organizaciones internacionales o de las autoridades palestinas.
El fiscal del Estado recordaba ayer que nadie había pensado en destruir las sinagogas, ya que el plan inicial contemplaba censar y trasladar todos los objetos religiosos, incluidos los muebles de los templos, para dejar en pie sólo el techo y los muros, únicos elementos susceptibles de ser demolidos. Hasta la fecha sólo ha sido desmantelada una sinagoga en el asentamiento de Nitsanit, al norte de la franja de Gaza.
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