Salir de las drogas

Me llamo Carmen Rosa y hace cinco años que estoy rehabilitada. Se lo debo a mis hijas, que el 22 de diciembre de 1998 tomaron la dura decisión de traerme a Narconon Mediterráneo a rehabilitarme. Entonces estaba sin ganas de vivir y sin ser la madre que ellas habían conocido años atrás, antes de meterme en el mundo de la droga y el alcohol. Casi me quita las ganas de vivir, y los ojos de mis niñas no daban crédito, veían a su madre destrozada, sin ganas de cuidar de ellas, solo tomando coca y alcohol.

Vivir en ese mundo es como estar en una tubería sin salida si no tomas la decisión de salir de ella. Pero no somos conscientes de lo que hacemos ni del daño que hacemos a las personas que queremos y tenemos a nuestro lado. Son estas personas que nos quieren las que tienen que tomar la decisión por nosotros. Yo doy gracias a Dios y a mis hijas por haberlo hecho.

Fue duro separarnos, pero hoy estoy rehabilitada, viva, con todas las ilusiones del mundo y con ganas diarias de estar junto a ellas y premiarlas por todo el daño y el sufrimiento que les causé.

Doy gracias a Dios por sentirme de nuevo la madre que ellas se merecen, la que cuidaba y se preocupaba por ellas antes de comenzar a tomar drogas.

Doy gracias al equipo de profesionales de Narconon Mediterráneo que ayudan día a día a todas las personas que como yo lo necesitan. Hoy en día soy yo misma quien, con un poco de dedicación en mi tiempo libre, ayudo a quienes necesitan de esa ayuda inicial y ese cariño de los primeros días. Siento que puedo ayudarles o apoyarles a salir del infierno de la droga, ya que solo nos trae desgracia, desdicha y sufrimiento a nosotros mismos y a nuestros seres queridos.

Desde aquí solamente quiero dar un aliento de ánimo a todas las personas que creen que todo se ha acabado y que no queda camino por hacer. Siempre hay quien puede ayudarnos y siempre hay alguna manera de recuperar las ilusiones perdidas.