Nueva oleada de ataques contra civiles y militares en Irak
Uno de los beneficios esperados de la nueva Constitución iraquí es que calme los ánimos de la insurgencia suní y ponga fin, o al menos reduzca, la espiral de violencia que azota diariamente a Irak desde hace meses. Ayer, 10 iraquíes -la mayoría miembros de las fuerzas de seguridad- murieron en varios ataques en Bagdad y al norte de la capital.
Un civil murió y otro resultó herido en Bagdad cuando un suicida hizo explotar un coche bomba cerca de un vehículo militar estadounidense, según fuentes del Ministerio del Interior iraquí.
En Ciudad Sadr, el gran barrio chií de la capital iraquí, una bomba casera explotó al paso de un blindado de EE UU acabando con la vida de un civil, según las mismas fuentes. Cuatro soldados fallecieron asimismo en un ataque con armas cortas perpetrado por un grupo de desconocidos en Baiji, unos 200 kilómetros al norte de la capital, según indicó el capitán Taufik Jalaf. A unos 70 kilómetros al norte de Bagdad, un ataque contra un recinto militar iraquí mató a dos soldados, informó el capitán Assad Saddad. Y un intérprete que trabajaba para las fuerzas estadounidenses, Hassan Ali, de 26 años, fue abatido por desconocidos delante de su domicilio en Churgat, unos 300 kilómetros al norte de Bagdad, según fuentes militares iraquíes. Un empleado de la refinería de Doura murió también en un ataque.
Ataque tras la oración
Por otra parte, fuentes hospitalarias y testigos de una localidad próxima a Ramadi, al oeste de Bagdad, aseguraron que al menos 15 personas -ocho de ellos niños- murieron el viernes después de que soldados estadounidenses abrieran fuego tras sufrir un ataque su convoy. Fuentes militares estadounidenses aseguraron, sin embargo, no tener ninguna vinculación con esas muertes.
Ahmad Jalaf Duleimi, uno de los testigos, explicó que el incidente se produjo cuando los militares estadounidenses dispararon contra centenares de iraquíes que abandonaban la mezquita, tras el rezo del viernes, en la localidad de Nasaf. Munem Aftan, director del hospital general de Ramadi, aseguró que 15 personas murieron, de ellas ocho menores de edad. "Las fuerzas estadounidenses no están involucradas en ningún tiroteo al este de Ramadi ni en ningún otro en las inmediaciones de una mezquita", aseguró por su parte en un mensaje de correo electrónico el capitán Jeffrey Pool, portavoz de los marines en Ramadi.
Las autoridades iraquíes descubrieron ayer, además, los cadáveres de seis personas en el canal de Al Yusefiya, 30 kilómetros al sur de la capital, informaron fuentes de la seguridad iraquí. Los cuerpos tenían las manos atadas y los ojos tapados. Los cadáveres pertenecen a un traductor y a tres contratistas iraquíes que trabajaban para las tropas estadounidenses y a otros dos civiles iraquíes.
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