Mosaicos romanos y cocina de autor
VILLA REAL, un hotel de atmósfera clásica frente al Congreso de los Diputados
El envés del ultramoderno Urban, inaugurado este año en Madrid, es el clásico Villa Real de la plaza de las Cortes. Tanto monta, monta tanto, a efectos de su consideración entre los hoteles de la cadena Derby, propiedad del empresario y egiptólogo barcelonés Jordi Clos. Si el primero marca tendencia en arquitectura y diseño, el segundo gusta más a los irreductibles de la corbata y el terno inglés, por muy asfixiantes que sean las temperaturas del verano mesetario. Ambos son depositarios de un valioso patrimonio arqueológico y artístico reunido por su propietario durante una vida de exploraciones científicas y tratos comerciales por el Mediterráneo.
Pese a la propuesta empalagosa e indisimuladamente caduca de la edificación, firmada por los arquitectos Fernando Chueca Goitia y Mariano Martitegui bajo el influjo de un clasicismo francés decimonónico, los salones y vestíbulos del hotel Villa Real merecen un coup d'oeil en el triángulo museístico que forman el Prado, el Reina Sofía y el Thyssen-Bornemisza. Algunos de sus tesoros pueden compararse con piezas de las colecciones de los museos vecinos: mosaicos y estatuas romanos de los siglos I al IV después de Cristo del norte de África; vasos apulios de los siglos III y IV después de Cristo; tapices franceses de seda, kilims turcos y muebles de raíz de caoba originales de los siglos XVIII y XIX...
VILLA REAL
8. Categoría oficial: 5 estrellas. Plaza de las Cortes, 10. 28014 Madrid. Teléfono 914 20 37 67. Fax 914 20 25 47. Central de reservas: 902 33 72 94 (Derby Hotels). Internet: www.derbyhotels.com. Instalaciones: garaje, gimnasio, sauna, salón de estar, salas de convenciones con capacidad para 220 personas, restaurante Europa, restaurante East 47. Habitaciones: 96 dobles y 17 'suites'; todas con baño, calefacción, aire acondicionado, teléfono, radio, CD, minibar, DVD, TV interactiva, secador de pelo, albornoz, prensa diaria, frutas de bienvenida, habitaciones para no fumadores. Servicios: no hay facilidades para discapacitados, admite mascotas, transporte al aeropuerto. Precios: habitación doble, desde 115 euros + 7% IVA; desayuno, 19 euros + 7% IVA. Tarjetas de crédito: American Express, Diners Club, Eurocard, MasterCard, Visa.
Arquitectura ... 6
Decoración ... 9
Estado de conservación ... 8
Confortabilidad habitaciones ... 8
Aseos ... 9
Ambiente ... 8
Desayuno ... 8
Atención ... 10
Tranquilidad ... 6
Instalaciones ... 7
Las habitaciones, igual. Disimulan su pequeñez con alguna pieza de colección y unas vistas con la plaza de Neptuno y el paseo del Prado al fondo. Pronto serán redecoradas según el arquetipo probado en las dúplex 514 y 517 o en las suites con terraza. A ver quién pega el ojo frente a dos tallas romanas del siglo III, un buda birmano del XVII y una celosía india del XVIII en la 514...
Como no podía ser menos en un cinco estrellas vecino del Ritz y del Palace, el servicio tutelado por Félix García se aplica en reconocer a cada huésped por su nombre y apellidos. Un portero de librea y guantes blancos simboliza ese regusto de los grandes hoteles de la belle époque europea, hoy casi olvidado.
La modernidad sitúa el lujo en las bodegas del arte. Es el territorio informal del cóctel-piano-bar East 47, especializado en tapas de lujo -las mejores de Madrid, o casi- y decorado con serigrafías de Andy Warhol -las famosas dedicadas a Marilyn-. O la cocina más formal del restaurante Europa -agobiante, es verdad, por su bajo techo-, a cargo de un consagrado Joaquín de Felipe, que dirige también los fogones del Europa Déco, en el vecino hotel Urban.
ALREDEDORES
SITUADO FRENTE al Congreso de los Diputados, el hotel Villa Real mira puerta con puerta al legendario hotel Palace. Juntos forman otro triángulo madrileño: el del arte de recibir. El Triángulo del Arte oficial es el que dibujan los museos del Prado, el Reina Sofía y el Thyssen-Bornemisza, entre las plazas de Neptuno y de Atocha. A un cuarto de hora a pie, el Madrid de los Austrias luce especialmente de noche, cuando los portales ocultan secretillos de la historia nacional y algunas fachadas se convierten en pasteles de crema por efecto de su iluminación. Inexcusable un paseo nocturno por las plazuelas de Ramales, San Ginés, las Descalzas Reales, San Nicolás y, por supuesto, la plaza Mayor. Historia y cultura se citan en el Teatro Real y el palacio de Oriente. De compras por la calle de Preciados y adyacentes. Cafetines alternativos en Libertad. Y copas hasta que rieguen las calles, en la zona de Huertas y Atocha. Madrid, sin Juegos Olímpicos, no pierde la marcha.
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