La obra de la M-30 ocasiona en la avenida de Portugal el cuarto gran atasco de agosto
El acceso a la capital por la Puerta del Ángel estuvo colapsado durante cuatro horas
Los conductores que ayer intentaban acceder a la capital por la autovía de Extremadura (A-5) se encontraron con un enorme atasco, que alcanzó los nueve kilómetros en hora punta. Un día más, pese a ser agosto, las obras que sufre la capital ocasionaron un embotellamiento descomunal. La causa fue el corte de la avenida de Portugal por el soterramiento de la M-30 y el consiguiente desvío por el paseo de Extremadura, a la altura de la Puerta del Ángel. Algunos conductores tardaron dos horas en hacer un recorrido que en época normal se hace en 15 minutos. El corte en este tramo durará 20 días.
Los problemas comenzaron sobre las siete de la mañana, cuando se inicia la gran avalancha de coches procedentes de localidades como Alcorcón y Móstoles, según el Gabinete de Información de Tráfico del Ayuntamiento. En poco tiempo se formó un gran atasco de seis kilómetros que fue creciendo hasta llegar a los nueve kilómetros, a la altura de Cuatro Vientos (Latina). "Es una vergüenza que para venir desde Alcorcón se tarden dos horas. Nadie nos ha avisado con tiempo", se quejó un conductor.
El paseo de Extremadura, a la altura de la Puerta del Ángel, no era capaz de absorber a los miles de vehículos que intentaban entrar en la capital. Los conductores se vieron obligados a cruzar por el puente de Segovia y girar por el paseo de la Virgen del Puerto. Desde allí, por la glorieta de San Vicente podían retomar la subida hacia Gran Vía y la plaza de España. "No hay derecho. Ahora que podríamos conducir tranquilamente por la ciudad, tenemos que aguantar este paso de tortuga", dijo una automovilista.
La mayor densidad de tráfico se produjo sobre las nueve de la mañana, según la Dirección General de Tráfico (DGT). A partir de ahí, el atasco fue bajando de forma muy lenta. Hasta pasadas las once de la mañana no se normalizó la circulación. Muchos conductores llegaron tarde a sus trabajos o a reuniones que tenían previstas para primera hora de la mañana.
En este intervalo de tiempo, los tres carriles de la A-5 se vieron atestados de vehículos, cuya velocidad no pasó de 5 o 10 kilómetros por hora. Esto motivaba que los coches apenas se movieran en los carriles de entrada de las cuestas del barrio del Batán.
Algunos automovilistas optaron, al ser alertados por las emisoras de radio, por utilizar la M-40, sobre todo por la zona oeste y norte. Esto también ocasionó tráfico lento y retenciones en esta zona.
Otro problema que se añadió al atasco en la Puerta del Ángel es que los vehículos procedentes del puente de los Franceses no pueden ya desembocar directamente a la A-5, como ocurría antes. Ahora tienen que pasar por debajo del puente del Rey y desviarse por el paseo de Extremadura. Esto supone atascos de salida de la M-30 y que los semáforos en este punto sean mucho más cortos, lo que aumenta las retenciones.
En breve está previsto que el Ayuntamiento abra un acceso directo, como ya existía, con la autovía de Extremadura. Esto supondrá un ahorro de tiempo para los conductores de la M-30 que quieran ir al sur. Pero también saldrán beneficiados los automovilistas que deseen entrar en la capital. Los semáforos podrán estar más tiempo en fase verde para darles prioridad y no se formarán, previsiblemente, los atascos de salida en el paseo de Extremadura.
El resto de la ciudad tuvo un tráfico menos intenso que en días pasados. Aparte de lo que sucedía en la A-5, la zona más conflictiva era el lateral de la M-30, sentido norte, entre el puente del Mediterráneo y el de Ventas, como consecuencia de la reducción de carriles útiles en este último punto por las obras de ampliación del metro.
En contra de lo que ha pasado en otros atascos de los días pasados, el Ayuntamiento había informado con antelación de los problemas que podría ocasionar la obra de la avenida de Portugal. A la vez recomendaba como alternativa el desvío por la avenida del Padre Piquer, en el barrio de Campamento, y desde allí incorporarse a la avenida de los Poblados. Otra posibilidad era coger la M-40 y entrar por la autovía de Toledo (A-42).
El de ayer es el cuarto gran atasco de entrada a la capital que sufren los madrileños en lo que va de mes. El primero se produjo el día 2, tras el corte de los subterráneos del paseo de la Castellana a la altura de la antigua Ciudad Deportiva del Real Madrid. El segundo se registró al día siguiente en la M-30, entre el puente de Ventas y la autovía de Valencia (A-3). El penúltimo se debió al retraso en el asfaltado de un tramo de la autovía de Barcelona (A-2), el día 4.
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