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Reportaje:PLAN DE BARRIOS | La Ribera de Montcada i Reixac

La Ribera quiere abrirse a la ciudad

El barrio, entre la vía férrea, el río y una fábrica, se concentra en la rehabilitación y la conexión con la ciudad

Es casi imposible pasear sin oír el silbido del tren. Montcada i Reixac es un municipio cosido al derecho y al revés con grandes infraestructuras viarias. Por él cruzan tres vías de tren -ninguna soterrada-, tiene seis estaciones, un par de carreteras y dos autopistas. Son 32.000 habitantes rodeados de nueve polígonos industriales con más de 2.000 empresas. El barrio de La Ribera está atrapado entre los hierros de la vía férrea, el río y una imponente y vieja fábrica de pinturas: Valentine. El Proyecto de Intervención Integral, con un presupuesto de 10 millones de euros, 4,8 aportados por el Gobierno catalán y el resto por el Ayuntamiento, servirá, a juicio del consistorio, para recuperar económica, social y urbanísticamente el barrio.

El de La Ribera no es el único punto negro de Montcada, Font Pudenta y Can Sant Joan tienen también problemas urbanísticos, falta de equipamientos y una mala conexión con el resto de la ciudad. ¿Por qué La Ribera? Como tantos otros del cinturón de Barcelona, el barrio creció a destajo en los años sesenta con hombres y mujeres que llegaban de Andalucía y Extremadura para trabajar en Valentine e Intorsa. Con el paso de los años el barrio se fue degradando. El 60% de los edificios tiene más de 40 años, el 91% requiere una intervención integral en la fachada, y casi el 90% de los pisos de cuatro plantas carecen de ascensor.

"El incremento de la población inmigrante es una de las preocupaciones municipales", asegura el director del Área Social del Ayuntamiento, Juan Cañete. El censo municipal registra un porcentaje de población inmigrante extracomunitaria del 27,4% -la cifra real puede ser muy superior-, cuando la media en el municipio es del 8%. En La Ribera se concentran 35 nacionalidades, en su mayoría magrebíes, ecuatorianos y paquistaníes. Hay otras cifras que también son elocuentes cuando se trata de señalar la necesidad de inversiones: el paro es del 13,87% y el fracaso escolar es muy alto, más de la mitad de los jóvenes de entre 16 y 20 años no han cursado la primaria.

La mítica fábrica que da nombre no oficial al barrio -a La Ribera se la conoce popularmente como La Valentine- llegó en 1946 y se va. Cambia de sitio, sin irse de Montcada, y deja libres 50.000 metros cuadrados. En su lugar habrá 240 pisos nuevos, el 15% de protección oficial, un nuevo IES y zonas verdes. Con su marcha el Ayuntamiento espera esponjar una trama urbana. La densidad de población es elevada: 589,4 habitantes por hectárea frente a 236,5 en Montcada. En algunos pisos llegan a convivir hasta 31 personas.

Uno de los primeros pasos será acabar con el aislamiento del barrio. Se destinarán 80.000 euros a mejorar los pasos para peatones bajo la vía del tren. Se reurbanizarán la avenida de La Ribera, la plaza de La Ribera, la calle de Levante, la dels Horts y la de les Aigües. El Ayuntamiento destinará 2.435.000 euros a la instalación de ascensores, y 3.433.000 euros entre 2006 y 2009 a solventar las patologías de fachadas y patios interiores.

A pesar de que existe la percepción de un incremento de la marginalidad, las cifras que maneja el consistorio respecto a la delincuencia en el barrio no son alarmantes. Pero buena parte de la inversión irá destinada a paliar "la falta de civismo", asegura Manel Arbiol, coordinador del Plan Integral de La Ribera. Elisa Fernández es de la Asociación de Vecinos y forma parte, junto a Hassam El Idrissi, presidente de la asociación magrebí Taarof Bi Salam, de la Mesa Cívica, un foro abierto donde se dan opiniones sobre qué necesita el barrio. Los dos se quejan de la basura en el suelo y del ruido a altas horas de la madrugada. El hijo de Elisa explica que a él una vez casi le cayó encima una bolsa de basura que alguien lanzó desde una ventana. Pero albergan la esperanza de convertirse, con el plan, "en la envidia de toda Montcada".

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