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Reportaje:

La batalla por la integración social

Cuando se cumple un mes del 7-J, los expertos advierten de que los atentados poco tienen que ver con el sistema multicultural británico

Los suicidas del 7 de julio eran jóvenes nacidos en el Reino Unido. Los presuntos autores de los atentados del 21 de julio llevaban años viviendo en Gran Bretaña. ¿Significa eso que ha fracasado el sistema multicultural británico, que pone más el acento en la libertad de las minorías étnicas para mantener su propia cultura que en la asimilación forzosa de la cultura dominante? Los expertos creen que no, que los atentados de julio tienen muy poco que ver con el sistema multicultural británico, y subrayan que hace ya algún tiempo que el Gobierno está tomando medidas para reforzar el tronco común de cultura británica y mitigar así la tendencia de las distintas comunidades a distanciarse las unas de las otras, a crear "vidas paralelas" que a la larga podrían degenerar en guetos.

"No hay guetos, pero la estadística demuestra que la gente vive en grupos", dice un experto
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"Hay que tener el cuidado de distinguir entre dos tipos de políticas: una es acerca de la inmigración y la otra es acerca del multiculturalismo", advierte Danny Sriskandarajah, jefe del departamento de Migración, Igualdad y Ciudadanía del IPPR (Instituto para la Investigación de Políticas Públicas), un prestigioso think tank que se presenta como progresista. "Existe el peligro de confundir ambas cosas, como se hace a menudo en el entorno político. Una cosa es el control de la inmigración, que es algo que puede ayudar a controlar a gente que pueden ser una amenaza potencial para el Reino Unido, y otra cosa son las cuestiones de multiculturalismo, identidad, integración de minorías". "No creo que los eventos de las últimas semanas sean insuperables o supongan un nuevo reto para el multiculturalismo británico", opina.

Sin embargo, Danny Sriskandarajah admite que el multiculturalismo británico sigue afrontando el reto de "establecer una identidad británica más inclusiva, cómo integrar a los diferentes grupos, porque las evidencias sugieren que está emergiendo en el Reino Unido lo que la gente llama vidas paralelas". "La visión británica del multiculturalismo ha creado comunidades que no necesariamente tratan mucho las unas con las otras. Y eso no significa que se culpe de ello a los musulmanes o a otras minorías, también tiene mucho que ver en ello la comunidad mayoritaria. La comunidad blanca, o la comunidad musulmana, o la comunidad negra, que no necesariamente interactúan entre ellas, han establecido vidas paralelas, incluso por el lugar de residencia. No se puede decir que haya guetos, pero la estadística muestra que la gente tiende a vivir en grupos, en zonas en las que hay gente de su misma etnia. No es un fenómeno enorme, pero es algo que nos preocupa".

¿Por qué cada grupo étnico tiende a vivir agrupado, incluso en la segunda o tercera generación? "Es una combinación de factores. No es, en ningún sentido, resultado de la política multicultural", explica Sarah Spencer, directora de investigación de Compas, el Centro de Migración, Política y Sociedad de la Universidad de Oxford. "Depende de dónde puede la gente permitirse comprar casas, del empleo que tienen, del sentimiento de seguridad viviendo cerca de gente que viene del mismo ambiente, y también la ventaja de vivir juntos en una zona que tiene los servicios especiales que tú necesitas, como restaurantes, tiendas con el tipo de comida que te gusta, etcétera. Es toda una combinación de factores", añade. "En el pasado no fuimos lo bastante prudentes al elaborar políticas de vivienda y un efecto involuntario de esas políticas llevó a este tipo de involuntaria segregación. Uno de los problemas de eso es que tiene efectos en las escuelas: hay escuelas casi completamente negras, otras casi por completo de gente de un determinado origen étnico, que es algo que nunca se ha buscado pero al tiempo que se desarrollaba en el barrio se desarrollaba en la escuela", reconoce.

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"En términos de integración, antes de los atentados de julio ya se hacía mucho énfasis en buscar formas para integrar a los inmigrantes de forma más efectiva. Se ha hecho un gran énfasis en la necesidad de que se acepten unos valores comunes y al mismo tiempo se respete la diversidad", advierte Sarah Spencer. Los disturbios vividos en la primavera-verano de 2001 en Bradford, Oldham y Burnley, en el norte de Inglaterra, pusieron de relieve la creciente falta de comunicación entre las diversas comunidades étnicas, lo que impulsó al Gobierno a introducir clases y ceremonias de ciudadanía británica y expandir el acceso a clases de inglés. "El Gobierno puso entonces mucho énfasis en dejar claro que no estaba hablando de asimilación, que no esperaba que los inmigrantes abandonaran su propia cultura y valores, sino de la necesidad de tener un nivel de capacidad de comunicar en inglés y también un nivel de aceptación de valores comunes", explica Spencer.

"Tiene que haber respeto por la diversidad, aprecio por la diversidad, reconocer el valor de que los individuos mantengan su identidad, pero no queremos sistemas que hagan que las fronteras se conviertan en separadores que impiden la mezcla social. Todo esto se está diciendo desde antes de los atentados y no creo que hubiera ninguna resistencia a ello entre los inmigrantes. Hay oposición a la asimilación, a verse forzados a abandonar su propia cultura, pero todos los sondeos de opinión señalan un alto nivel de aceptación de la necesidad de tener unos valores comunes y de tener un sentimiento común de pertenencia a algo".

Sin embargo, el hecho de que los suicidas del 7 de julio fueran jóvenes nacidos en el Reino Unido y aparentemente bien adaptados a la vida en Inglaterra ha creado una conmoción en el país. "No hay explicación que justifique lo que ha ocurrido, pero a pesar de ello tenemos que buscar una explicación a por qué ha ocurrido. Una de las cosas que tenemos que reconocer es que la gente que ha hecho esto no parece venir de un ambiente de privaciones. Eran gente educada, con oportunidades. Tenemos que entender y explorar por qué ha ocurrido. Hasta que no entendamos bien por qué ha ocurrido, cómo desarrollaron esa actitud, no sabremos qué hacer", afirma Spencer.

La gente se ve forzada a ir a todos lados caminando tras la suspensión del metro y los autobuses el día de los primeros atentados. Al fondo, el puente de Londres sobre el río Támesis.
La gente se ve forzada a ir a todos lados caminando tras la suspensión del metro y los autobuses el día de los primeros atentados. Al fondo, el puente de Londres sobre el río Támesis.ASSOCIATED PRESS

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