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Entrevista:EMERGENTES Y DIVERGENTES | Pilar Albarracín / Artista

"Mi alma es muy grande, puedes hacer una urbanización"

Aperitivo ligero con tinto de verano en su piso de Lavapiés. Un ventilador le levanta las faldas a traición, como a una Marilyn de Julio Romero de Torres.

Pregunta. ¿Es usted una folclórica de la performance?

Respuesta. Juego con los elementos de la cultura española y me gusta tratarlos desde otras perspectivas...

P. ¿Con cierto sadomasoquismo?

R. Sadomaso es la vida, cariño. ¿Queréis una cervecita?

P. No, no. ¿Qué tal el trabajo?

R. Tengo mucho. Hay que ver la imagen esa del artista que se divierte, que parece que lo pasa bien. El trabajo es trabajo, lo que pasa que éste tiene la compensación de gustarte lo que haces.

P. Al fin y al cabo, usted lo eligió.

R. O lo que hago me eligió a mí. Nunca me lo planteé, me vi ahí metida y que me gustaba, me daba vidilla; luego quise aprender cosas, hacerlo bien, y comprobé que la mayoría de las veces los artistas perdemos dinero.

P. ¿Cómo dice?

R. Pues sí, porque si te gusta una idea, vas y la haces. Además, desde ciertas posiciones tienes más responsabilidad con los resultados pero menos apoyos. Yo voy por la vida como Lola Flores.

P. ¿Folclórica contemporánea?

R. A la gente no le interesa el folclore, tiene prejuicios contra él. La parte kitsch convence más, pero hay que ver más allá de las apariencias y nuestra cultura, nos guste o no, es nuestra.

P. ¿El tópico daña?

R. No sé porqué hay que quedarse con el lado turístico cool de las cosas. Yo soy andaluza y me gustan los toros y el flamenco. Me emocionan verdaderamente. A mí no me hace llorar una jota.

P. Y fuera de España, ¿qué le dicen?

R. Me mandan e-mails y yo respondo a todos, porque si alguien se ha tomado la molestia de escribirte, ¿cómo no le vas a contestar? Me gusta que mi arte les diga algo y me da igual que una señora me diga qué bonito te ha salido el bordao o que me relacionen con el feminismo en plan años setenta. No hay que ser pretenciosos, ni intentar cambiar el mundo; con que la gente se divierta me parece suficiente.

P. Los apoyos oficiales para los artistas, ¿son suficientes?

R. La gente debe ser consciente de que somos embajadores en cierta medida de nuestros países y que merecemos apoyo oficial. A mí, ir a la Bienal de Venecia me costó dinero, por ejemplo, ¡y encima me robaron el ordenador!

P. El caso es llorar.

R. No, hombre. Los montajes cada vez tienen que ser más grandes y somos los artistas los que pagamos el pato. Todo empuja a hacer obras a lo bestia y cuesta cada vez más dinero mantenerse fiel a unos principios. Encima la gente se cree que podemos permitirnos el lujo de tener estudios, almacenes. ¿Qué estudio? ¡Yo lo tengo todo junto, el estudio, el almacén y mi casa!

P. ¿No le tienta el cine? ¿Qué separa su forma de hacer arte de las películas?

R. Estoy interesada en un arte más cercano. Para el cine hay que dominar unos conocimientos, aunque me gustaría mucho hacer una película desde la perspectiva del videoarte.

P. Internet, ¿le sirve de lanzadera?

R. ¿Por qué?

P. Ahí están sus creaciones.

R. Bueno, para eso sí. Me hicieron la web unos amigos. ¿Puedo nombrarlos?

P. Claro.

R. Aspecto Comunicación. Con mucho esfuerzo, lo hemos hecho lo mejor que hemos podido, con cariño y poco presupuesto.

P. Veamos su salón. ¿Esos chorizos están a la venta?

R. No, hay cosas en la vida que no se venden.

P. ¿El alma?

R. Tampoco. Mi alma es muy grande, se puede hacer una urbanización.

P. ¿Vive de esto?

R. Sí, aunque por las horas que le echo, no sé si merece la pena.

P. Y en Lavapiés, una ONU.

R. Es un gusto bajar a las terrazas, aunque a veces te quieres morir con las musiquitas. Este chorizo tiene picante y yo estoy enganchada al picante, que te quita la depresión. ¿Más tinto de verano?

P. Bueno. Dice que nació en Sevilla pero es de Aracena, Huelva. ¿Se inventa su biografía?

R. No, es verdad, y además me encanta mi vida.

P. ¿Hace performances con su vida, entonces?

R. Pues sí, como todo el mundo, hay que sacarle partido y ser feliz con la gente que te quiere.

P. ¿Le gusta ser mujer andaluza?

R. ¡Es lo peor! Si fuera catalana sería empresaria, o crítica de arte. No, España me encanta, hay cosas buenas por todos lados, es un sitio ideal para viajar, tenemos África al lado... Con quien tenemos menos cosas en común es con Estados Unidos.

P. ¿Juega con lo que hace?

R. Todo está conectado. Las cosas tradicionales, los pañuelos, la sangre, el toro, los enterramientos, los escaparates, la identidad, el género, la apariencia, el folclore...

P. ¿Es autocrítica con su arte?

R. Eso es como los hijos. Los quieres a todos igual. Uno te sale guapo, otro feo y a todos les quieres lo mismo. Es más, igual uno te sale presidente y otro tonto y el que más te enseña es el tonto.

Pilar Albarracín, en su casa de Lavapiés.
Pilar Albarracín, en su casa de Lavapiés.RICARDO GUTIÉRREZ

Surrealismo antitópicos

Le ha dado la vuelta a los tópicos de la hispanidad como a una tortilla. Pilar Albarracín (Sevilla, 1968) dice que lo hace con respeto y la mejor prueba es que incorpora un fino y surrealista sentido del humor, implacable pero sano, para jugar con el flamenco (su cantaora se arranca literalmente el corazón), el folclore, la inmigración, los crímenes o la cocina. Hace vídeo, fotografía y performances. Ha triunfado este año en la Bienal de Venecia y trabaja para la galería Kewenig, de Colonia. Elabora chorizos y morcillas de terciopelo. Su trabajo, incluido el vídeo en el que una banda la persigue tocando Que viva España, se puede ver en www.pilaralbarracin.com.

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