Incidente entre el delegado de una ONG y empleados de la Embajada israelí
Rodríguez pedía facilidades para el regreso de 23 niños palestinos acampados en Madrid
Julio Rodríguez, miembro de la ONG Paz Ahora, fue agredido ayer ante periodistas, políticos y representantes de su organización por el responsable de seguridad de la Embajada de Israel. Rodríguez quería entregar una carta para pedir facilidades para el retorno a casa de 23 niños palestinos que están en España en el programa Vacaciones para la Paz. La Embajada había cancelado la reunión prevista para ayer con la ONG, pero aun así ésta se presentó en la legación diplomática.
Una buena intención: solicitar que los 23 niños y los cinco adultos que participan en el programa Vacaciones para la Paz pudieran regresar a casa sin sufrir las "vejaciones" que dicen que vivieron para salir de su país. "Cada 10 kilómetros hacían parar el autocar, nos registraban, vaciaban nuestras maletas. Nos trataron como delincuentes, aunque la mayoría eran niños menores de 16 años", explica Nedal Sawalmeh, responsable del campamento de 12 niños y 11 niñas de 13 a 17 años. Para evitarles esa experiencia de regreso, la ONG Paz Ahora, organizadora del campamento de tres semanas en Extremadura y una en la Casa de Campo de Madrid, recurrieron a la consejera de Bienestar Social de la Junta de Extremadura, Leonor Flores, para que actuara como intermediaria.
Flores redactó una carta y la comitiva tenía que entregarla ayer a Alona Fisher-Cam, consejera política de la embajada. Sin embargo, una llamada telefónica advirtió al grupo de que la reunión no podría mantenerse, según confirmó el portavoz de la embajada, Jackie Eldan. "Dijeron que aún así recibirían el documento y por eso insistimos", asegura Rodríguez.
A la una y cuarto, en el rellano de la puerta de la embajada se concentraban tres representantes de la ONG; David Chica, de IU; Mónica García, del PSOE; Nedal Sawalmeh, responsable del campamento; y cinco periodistas. "Venimos a que nos reciban para entregar esta carta", se presentó Rodríguez. "No les van a recibir; si quieren dejen la carta", respondió el responsable de seguridad. Rodríguez insistió: "¿Así que no nos va a recibir nadie?" El agente de seguridad, sin mediar palabra, se volvió a meter en la embajada. Dos minutos después, abrió la puerta y pidió la carta. Rodríguez no se la entregó, sino que insistió en ser recibido. Empezó el forcejeo. Rodríguez sujetó la puerta. "¿Me vas a pegar?", preguntó al responsable de seguridad. Empujón. Rodríguez cae al suelo. Portazo.
"Este incidente es lamentable en días de esperanza como éstos. En la puerta de una embajada no se hacen esas cosas ¿Por qué monta ese espectáculo si traía una iniciativa de paz? Nuestra excelente relación con esta organización no cambiará", explicó Eldan.
Sawalmeh observó la escena. "Me disgusta que haya gente que no quiera la paz. Con Israel siempre pasa. Tendemos la mano y la retiran", asegura. Camino al albergue de la Casa de Campo recuerda que los soldados israelíes le retuvieron en un control a él y a su mujer, de parto. "No nos dejaron pasar. Parió en el coche con la asistencia de un enfermero que esperaba en un vehículo detrás". Así nació Abed hace 13 años, aunque no lo sabe. Ahora éste convive en el campamento de la Casa de Campo con sus compañeros del grupo de danzas tradicionales del campo de refugiados de Al-Faraa. "No puedes salir más tarde de las ocho, a veces son días enteros en casa y no se puede viajar", explica Anas, de 14 años. Con ellos conviven 12 chicas que llegaron al programa a través de la Asociación Nacional de Palestina. Ayer, ellas no querían ir a la embajada israelí; lo vivieron como una humillación, aunque ni siquiera se bajaron del autobús. Se sentían traicionadas por la excursión a la embajada. Tampoco quisieron escribir una carta al amigo israelí desconocido, como pretendía Paz Ahora. Tampoco hubo suelta de globos y palomas, como tenía previsto la ONG, ante la Embajada de Israel.
Pero Abed no entiende de eso. Sólo sabe que la experiencia en España le ha cambiado. "Quería ser informático, pero seré político internacional: contaré al mundo lo que pasa para que entienda el infierno en que vivimos en mi tierra y nos ayuden a solucionarlo".
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