Comprometida con la calidad de vida
Joan Hunt dirige el único centro independiente para el cuidado de enfermos terminales que existe en la Costa del Sol
Joan Hunt es una mujer de 76 años, menuda y de aspecto amable, que se expresa en un castellano dificultoso. Desde un pequeño despacho en la planta baja del flamante centro que la Fundación Cudeca posee a las afueras de Benalmádena (Málaga), dirige a un equipo humano de más de 700 personas, entre profesionales médicos y voluntarios, dedicados a proporcionar cuidados paliativos a enfermos terminales de cáncer.
Nacida en Liverpool en 1929, llegó a Fuengirola recién jubilada de su trabajo como oficinista, en 1984. Con ella llegó su marido, que falleció poco tiempo después víctima del cáncer. Tener que despedirle en el ambiente frío y aséptico de un hospital de Fuengirola la impulsó a fundar Cudeca (Cuidados del Cáncer), que ha ido creciendo gracias a los donativos. "Nosotros trabajamos con casos que ya no tienen curación, tratamos de que los enfermos disfruten del tiempo que les queda con calidad de vida", señala. La fundación que preside presta cuidados a los enfermos en su propio domicilio, para que se mantengan integrados en su entorno y no piensen en el mal que les afecta. "El cáncer es una enfermedad multiforme que sufren los enfermos tanto como sus familias", sentencia.
Joan muestra satisfecha las habitaciones que ha dispuesto su fundación en la sede de Benalmádena para aquellos pacientes que no pueden ser atendidos en casa. Con un ventanal que da a la terraza ajardinada y la vista del mar al fondo, se parecen más a una suite de hotel que a una habitación de hospital. "Quería hacer de este lugar un hospice, en el sentido inglés", afirma Hunt, que no cree que exista una palabra en castellano que designe el mismo concepto. En inglés, hospice define a un tipo de establecimiento que "proporciona cuidados destinados a satisfacer las necesidades físicas y emocionales de los enfermos terminales". En castellano, de momento, sólo tenemos la fría expresión "unidad de cuidados paliativos".
"Y de esto se trata" afirma Hunt, "de controlar el dolor y los síntomas de la enfermedad para que el paciente pueda seguir disfrutando de la vida hasta el momento de su fallecimiento". Por la Fundación Cudeca han pasado más de 3.300 enfermos de cáncer, de los cuales 130 están siendo atendidos actualmente. Y todo, el tratamiento, las instalaciones..., se financia con las donaciones de instituciones, empresas y particulares. Los pacientes no pagan nada.
Hunt admite que muchos de los voluntarios han llegado hasta Cudeca porque han sufrido la enfermedad de cerca. "El cáncer es algo de lo que no te preocupas hasta que te afecta personalmente o afecta a alguien cercano, y según las estadísticas médicas, este mal será la causa de fallecimiento de un tercio de los habitantes de Málaga", asegura.
¿Qué recompensa obtiene de esta dedicación desinteresada? "Es muy satisfactorio saber que le estás proporcionando a la gente que sufre cáncer una razón para levantarse, para vestirse y salir a la calle cada día". Otra recompensa, tal vez no menor que la anterior, son los diplomas y muestras de agradecimiento que cuelgan de las paredes de su despacho. Entre ellas figura la Cruz de la Orden del Imperio Británico. "Y en la feria de Málaga la Peña del Portón me nombrará malagueña del año", añade.
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