A vueltas con el franquismo

En su artículo publicado en EL PAÍS el 23 de julio, Francisco Bustelo afirma que los cambios obrados en España durante los últimos 25 años han convertido al franquismo en algo de otra galaxia y apenas queda nadie que lo defienda. Y lo afirma, después de señalar que pasados 70 años del alzamiento militar contra la República, gozamos de la suficiente perspectiva histórica para el análisis objetivo de aquellos sucesos.

Bien, creo que don Francisco desconoce o no valora en su justa medida el primer principio de la termodinámica, que, para entendernos en el contexto al que quiero aplicarlo, resumo en la siguiente aserción: "La energía no desaparece, tan sólo se transforma". En 1975, la energía franquista trabajaba en el ámbito de las Cortes y gobiernos franquistas, el Movimiento Nacional, el Ejército y la Conferencia Episcopal, así como en las cúpulas de las principales instituciones del país. Los poderes fácticos utilizaban esta energía para mantener a pleno rendimiento su maquinaria productiva.

Entre 1975 y 2005, la energía franquista se ha ido transformando oportunamente y siempre bajo la presión de las circunstancias históricas, al amparo de improvisados grupos políticos que se coaligaron en lo que hoy conocemos por PP, en la FAES -nueva versión ampliada y actualizada del Movimiento Nacional-, en sectores residuales del Ejército, en la Conferencia Episcopal y en las cúpulas de algunas instituciones importantes del país. Los poderes fácticos utilizan esta energía renovada para mantener a pleno rendimiento su maquinaria productiva.

Para asegurar que un fenómeno como el franquismo ha desaparecido definitivamente de la realidad nacional, tendríamos que demostrar que si se repiten situaciones históricas como las que antaño lo promovieron no habría en España ningún grupo de ciudadanos dispuestos a repetir el modelo franquista. Y en eso no hay duda. Con toda seguridad podemos afirmar que sí existen grupos muy relevantes entre nosotros que sí reproducirían esos modelos. No hay más que atender a ciertos líderes del PP o a medios de comunicación tales como Onda Cero, la Cope, La Razón, etcétera.