El 11-M "no se habría cometido" sin los Almallah
Un informe policial entregado el pasado 21 de marzo al juez Juan del Olmo asegura que los atentados del 11-M "posiblemente no se hubieran producido" sin la labor de "reclutamiento, adoctrinamiento y dirección" de los hermanos Moutaz y Mohannad Almallah Dabas, nacidos en Siria pero nacionalizados españoles. Los agentes de la Brigada Primera de Terrorismo Internacional aseguran que los hermanos, especialmente Moutaz, tienen "una vinculación directa con Al Qaeda". Ambos mantuvieron contactos con Mohamed Bahaiah, Abu Khaled, considerado el "correo personal de Osama Bin Laden para Europa", y con Omar Mahmoud Othman, Abu Qutada, "líder carismático de los grupos salafistas del norte de África".
La policía halla una "doble vinculación" de los hermanos sirio-españoles con Al Qaeda y el entramado central del 11-M
La detención de ambos desactivó, "al menos ideológicamente", el "proceso" de creación de nuevas células terroristas
Ambos dirigían el "aparato de captación y adoctrinamiento", por encima del Tunecino y de la 'célula de Lavapiés'
La policía, tras exponer al juez las investigaciones sobre los hermanos, asegura: "Si Al Qaeda dio la orden de atentar en España, fijó la fecha e inició el proceso de ejecución, los hermanos Almallah constituyeron la base doctrinal más próxima a la organización de Bin Laden, teniendo dispuestos un grupo de muyahidines al que se unieron diferentes grupos, en mayor o menor medida afines ideológicamente, que desembocó en los atentados del 11 de marzo de 2004". Y sigue: "Cabría decir, de acuerdo con todo lo hasta ahora conocido, que sin la base doctrinal, el reclutamiento, adoctrinamiento y dirección de los hermanos Almallah, los atentados del 11-M, posiblemente, no se hubieran producido".
Los investigadores de la Unidad Central de Información Exterior aseguran en el documento, incorporado al sumario de los atentados, que los dos hermanos estaban "doctrinal e ideológicamente por encima" del resto de los supuestos autores del 11-M (detenidos, huidos o muertos), lo que les convierte en "un referente fundamental en la creación del 11-M".
Relaciones con Abu Dahdah
Esa referencia se acrecentó a los ojos de los terroristas por las relaciones de los Almallah, por su "muy alto grado de preparación [ideológica] y de acceso [a jefes terroristas]", por "sus relaciones con el propio líder de Al Qaeda en España (Abu Dahdah)" y "por su posición y contactos con líderes de primer orden en la estructura de la red de la organización terrorista de Osama Bin Laden".
El informe arrima a Mohannad (que se afilió al PSOE en junio de 2004 y fue expulsado tras ser detenido por segunda vez) y, sobre todo, a Moutaz a lo que se ha venido en denominar "autoría intelectual" del 11-M. La policía justifica este papel porque ambos "participaron directamente" en la "radicalización de algunos autores del 11-M", aportando su "ideología, sus contactos y su apoyo logístico"; porque "probablemente sustentaron ideológicamente los atentados" y porque gozaban "de una situación de privilegio en el mundo del radicalismo islámico".
Los agentes aseguran que Serhane Ben Abdelmajid Fakhet, el Tunecino (muerto en suicidio), fue "clave" en el entramado de los atentados por ser la persona "con más capacidad intelectual, religiosa y de liderazgo", pero agregan que por encima de ellos estaban los Almallah, "ya que fueron los referentes ideológicos del citado Serhane". Además, la labor que desempeñaron de "captación, alojamiento, apoyo y de soporte financiero les convierte claramente en una referencia fundamental e insustituible del proceso manipulador que desembocó en el 11-M".
Esta labor desempeñada en España por los Almallah -sobre todo tras la detención de Abu Dahdah, juzgado por sus supuestos vínculos con el 11-S- "se reserva dentro de la estructura de la red de Al Qaeda y grupos terroristas afines a personas de un nivel superior a aquellos a los que se encomendará la acción ejecutiva de cometer acciones terroristas".
"Los captadores, manipuladores o consejeros espirituales o doctrinales, caso de los hermanos Almallah, son aquéllos cuya misión es convertir a los ejecutores en piezas fiables para seguir las consignas radicales y obedecer sin plantearse dudas sobre la idoneidad religiosa de sus acciones", dice el informe. "En este papel, los hermanos Almallah están situados en una escala de dirección y manipulación efectiva de grupos como los que llevaron a cabo el 11-M".
Moutaz, residente en Londres, tiene "un grado más alto de formación ideológica islámica que su hermano Mohannad". "La relación de control de Moutaz sobre Mohannad" se acrecentó por las relaciones del primero con Abu Dahdah y su "cercanía a líderes de Al Qaeda". Moutaz creó una red de apoyo a muyahidines "de ámbito internacional" de la que era "uno de los jefes". Por ello los investigadores creen que la detención de los hermanos, sobre todo de Moutaz, ha sido "fundamental para desactivar, al menos ideológicamente y de forma momentánea, el proceso" de formación de "nuevas células capaces de emular a la autora del 11-M".
Para los policías dirigidos por Telesforo Rubio, comisario general de Información, está clara "la doble vinculación de los Almallah, por un lado con Al Qaeda y, por otro, con el entramado directo del 11-M". Por ello, escriben: "Los hermanos Almallah representan el escalón más alto en la doctrina del 11-M, equiparable solo a figuras como Hassan El Haski [preso tras ser detenido en Canarias] o Youssef Belhadj [al que se consideró autor de una de las reivindicaciones de los crímenes], ambos muy ligados al Grupo Islámico Combatiente Marroquí, considerado como auténtica mano de obra de los atentados del 11-M y brazo ejecutor de los designios de Al Qaeda".
Los ideólogos, el referente y la "mano de obra" del atentado
Las investigaciones policiales van escalando poco a poco en la estructura ideológica, logística, organizativa y ejecutiva de los atentados. En todos los escalones aparecen con fuerza los hermanos Almallah. Ambos son considerados los referentes ideológicos y doctrinales, que, supuestamente, arrastraron hacia el salafismo más violento a gentes como Serhane el Tunecino. Éste, a su vez, fue "el nexo de unión", "el sustento ideológico" que permitió el agrupamiento de elementos prototerroristas que pululaban por Lavapiés, donde destacó por "ofrecer más capacidad de arrojo o liderazgo de la acción operativa" un traficante de drogas: Jamal Ahmidan, El Chino. Éste y El Tunecino se volaron por los aires en Leganés. Los Almallah -que conocían a casi todos los autores presos, muertos o huidos tras el 11-M- lograron eludir durante un tiempo la presión policial echándoles la culpa de todo a los suicidas.
Los agentes antiterroristas dividen los preparativos del 11-M en "dos grandes columnas". Una la componen elementos "directamente vinculados al Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM)", agrupados con radicales de Lavapiés. La otra está encabezada por los hermanos Almallah, bajo los que se sitúan El Tunecino y Rabei Osman al Sayed, Mohamed el Egipcio. Éste, al igual que el dirigente del GICM Hasan El Haski, son los únicos que han presumido ante los suyos de la autoría del 11-M.
El GICM es calificado en el informe como "auténtica mano de obra de los atentados del 11-M y brazo ejecutor de los designios de Al Qaeda". El punto en el que convergieron los dos pilares del 11-M fue el barrio madrileño de Lavapiés, "centro neurálgico de justificación de las acciones violentas y nudo de intercambio de contactos entre los diferentes grupos intervinientes en el 11-M y de todas las conexiones con el integrismo radical islámico descubiertas".
El fanatismo, los prejuicios, el dogmatismo y la superstición ya habían tocado a muchos de los implicados mucho antes del 11-M. Las sucesivas detenciones de sus referentes los fueron dejando huérfanos, pero entonces llegó el Tunecino, al que el Chino se pegó por su doctrina radical y porque era amigo de amigos suyos.
Pero sobre ellos estaban los Almallah, que "lideraban una doctrina islámica de mayor profundidad, heredera de la [llamada] Hermandad Musulmana, de donde procede, en escisión, el movimiento Takfir Wal Hijra". Ésta es una doctrina salafista combatiente común a los inculpados en los atentados de Casablanca, el 11-M y de los varios pilotos suicidas del 11-S, como Mohamed Atta.
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