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Reportaje:

El incidente de la trompeta

Un controlador de la Campus Party es acorralado por más de 500 participantes sin que nadie intervenga

Ayer el tema del día entre los participantes de la Campus Party era el incidente de la trompeta. Quienes no lo vieron preguntaban a los que sí estuvieron presentes. Otros se descargaban de la red interna de la Campus vídeos y fotografías de los momentos más tensos. Y todos se preguntaban qué pasó.

Eran más o menos las tres de la madrugada de ayer, cuando en el pabellón número dos de la Campus Party, en Feria Valencia, una persona empezó a tocar la trompeta, coreado por la gran mayoría de sus compañeros de sala.

Las normas de la organización impiden a los participantes la utilización de cualquier aparato que emita sonidos, como pitos o bocinas. De hecho, los controladores de sala, a lo largo de toda la semana ya han retirado varios de estos objetos.

El incidente se inició cuando uno de estos controladores, jóvenes de entre 20 y 30 años sin ningún tipo de formación, intentó requisar el instrumento.

"Mi compañero no utilizó los mejores modos, pero eso no justifica lo que pasó luego", comenta Vicente Ombuena, que esa madrugada controlaba una de las puertas del mismo pabellón.

El joven que tocaba la trompeta, vestido con la camiseta del equipo de fútbol del Málaga, se negó a entregar el instrumento. En ese momento, según campuseros que estuvieron presentes en el encontronazo, los dos jóvenes se enzarzaron en una discusión. Poco a poco la gente del pabellón se fue acercando al grito de: "Queremos la trompeta", increpando al controlador.

"No puedo decir cuánta gente era, pero había mucha, más de 500 personas seguro", afirma Ombuena. El controlador fue arrinconado en una de las esquinas y mantuvo su pose altiva a pesar del número de gente que lo rodeaba. Tras unos instantes de gritos, finalmente, el joven de control escapó corriendo mientras tiraba el peto de color amarillo que le identificaba. Ayer, el peto vestía a un muñeco gigante en el área de Modding, donde se produjo el incidente.

A partir de este momento las versiones de cada uno de los campuseros empiezan a contradecirse. Algunos dicen que alguien le tiró una botella al controlador, otros que la gente siguió al joven con intenciones desconocidas. "Tuvimos miedo, la gente gritaba que iban a matar a los de amarillo", afirma Ombuena, "además no había nadie de seguridad".

El puesto de ordenador de José Antonio Pardo Gallego está a escasos cinco metros del ordenador del trompetista. "La gente acorraló al de amarillo y luego le persiguió, fueron incluso al otro pabellón", comenta mientras exhibe uno de los vídeos que él mismo hizo.

De lo que nadie duda es de que uno de los causantes del incidente, el joven artista, obtuvo un premio de recompensa. Francisco Regageles, cofundador de la Campus Party, invitó al joven a subir a un escenario y tocar la trompeta. Subido en el escenario Regageles, dijo de los campuseros: "Sois el futuro, calmaros". Según fuentes de la organización, se hizo para intentar apaciguar los ánimos y evitar que el incidente empeorase.

Al final, no se produjo ningún enfrentamiento físico, pero los controladores se quejan de que la organización no les ha defendido. "Me parece fatal lo que hizo Regageles, hemos perdido la poca autoridad que teníamos", comenta Ombuena. De hecho, ayer, participantes exhibían salvapantallas con la leyenda Campuscop y la foto de Santiago Segura, vestido de Torrente, con una trompeta.

Ha sido sólo un incidente en cinco días, pero tampoco es el primero que se produce en una Campus Party. Todo esto pone en cuestión si el control de más de 5.500 jóvenes puede estar en manos de veinteañeros sin formación.

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