_
_
_
_
_

Regreso póstumo

El almirante Iván Grigoróvich, el último ministro de la Marina de Guerra del Imperio Ruso, por fin ha podido regresar a su patria, a San Petersburgo, la ciudad donde quería ser sepultado. El crucero Moscú, de la Flota del Mar Negro, ha traído a Rusia los restos de Grigoróvich, quien había fallecido en 1930 en Francia, a los 77 años, y se encontraba enterrado en el cementerio de Mentón. "Ha llegado el tiempo en que la patria reúne a sus hijos, vivos y muertos", declaró el vicealmirante Alexandr Tatárinov, comandante en jefe de la Flota del Mar Negro, al entregar los restos de Grigoróvich a su colega Vladímir Valúyev, jefe máximo de la Flota del Báltico y el encargado de sepultar con honores al ministro zarista en el cementerio Nikólskoye del monasterio de San Alejandro del Nevá, donde la familia Grigoróvich tiene una cripta. Todavía viven familiares del almirante en San Petersburgo: dos nietas y una bisnieta. Grigoróvich encabezó el Ministerio de la Marina de Guerra durante seis años, hasta que, después de la abdicación del zar, el Gobierno provisional lo destituyó. El almirante tuvo suerte: los bolcheviques le permitieron abandonar el país en 1924, con lo que se salvó de perecer bajo el terror de Stalin. Grigoróvich tuvo grandes dificultades económicas en Francia y para subsistir solía vender las marinas que pintaba.-

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_