Vargas Llosa, Le Carré, Mary Kaldor
Siempre leo con interés y aprecio los artículos de Vargas Llosa, pero confieso que en ocasiones me sorprende y decepciona profundamente el dogmatismo neoliberal de que hace gala. Es lo que sucede en el artículo publicado el pasado domingo. Curiosamente, otras destacadas firmas que también expresan su opinión en las páginas del mismo periódico se encargan de ofrecer al lector el contrapunto a las del novelista peruano. Ridiculiza éste la opinión de quienes afirman que "si no hubiera pobres... hambre y explotación, no habría terrorismo". Y responde John Le Carré (entrevistado por Lourdes Gómez): "Si se continúa explotando a una comunidad durante mucho tiempo, se crea, por muy psicótico y erróneo que sea, no odio, sino un afán de venganza". Por otra parte, para mejor combatir a sus oponentes dialécticos, Vargas Llosa se inventa un argumento que no creo que nadie defienda: el de que, sin guerra de Irak, hoy no habría terrorismo fundamentalista. Le Carré afirma: "No digo que la guerra los excuse, pero es un insulto a la inteligencia sugerir que la invasión de Irak no ha inflamado las llamas del terrorismo".
Y en las páginas especiales del domingo, Mary Kaldor desmonta la imagen de un Irak democrático
tras la guerra: "La rebelión va en aumento, cada día hay más atentados, más víctimas, más grupos y más nombres... La cruzada moral de Estados Unidos refuerza la idea de la yihad mundial de los insurgentes". Para Vargas Llosa "no hay en Europa un estadista de ideas tan lúcidas" como Tony Blair. Para Le Carré, "la alianza Blair-Bush es una catástrofe". Pero lo más grave de todo, en mi opinión, es la imagen que proyecta el artículo de Vargas Llosa sobre el nulo peligro que para la democracia en los propios países occidentales supone la estrategia liderada por Bush y Blair, como si la "guerra preventiva" o Guantánamo no implicaran de hecho graves retrocesos en los derechos democráticos que potencialmente amenazan a todos los ciudadanos como, por desgracia, el brasileño muerto por la policía en el metro de Londres ha puesto de manifiesto. Como dice Le Carré: "El camino hacia el extremismo militante no sólo se da en el islam, sino también en los movimientos cristianos y del sionismo".
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