Crónica del primer beso en el parque del Retiro

La primera fotografía que tengo en mi mente es el primer beso que le di a una chica en el Retiro, tenía yo nueve o diez años. Estaba tocando la banda del parque y debían de ser las diez o las once de la noche, estábamos rodeados por las tinieblas, era verano, y de pronto sentí el impulso de besarla, y le di un beso en la mejilla. Yo estaba entonces acostumbrado a que todo fuera acompañado por las bandas sonoras, como pasaba en el cine, así que esperé a que mientras besaba a la chica sonara una de las grandes bandas sonoras que ya me sabía... Y de pronto, cuando me repuse de la emoción del beso, me di cuenta de que alrededor sólo había silencio, la banda había dejado de tocar... Qué decepción tan grande, y es que una cosa es el cine y otra cosa mucho más peligrosa es la vida...

Y la otra foto que te podría contar es esa en la que estoy con mi padre y con mi madre; me llevan de la mano y estamos acercándonos a la playa de San Lorenzo, en Gijón... Nos vamos acercando, nos vamos acercando, como cuando uno se acercaba a los barquillos con miel, y de pronto ahí delante, azul, está el mar; ése es el descubrimiento del mar, y mis padres me miran verlo como si ellos mismos me hubieran hecho un regalo".

Suspenso y fútbol. "Otra foto es la de mi primer suspenso. Yo estaba en el Ramiro de Maeztu, en Madrid, y me había examinado de reválida. Fui a buscar las notas, y busqué afanosamente mi nombre en las listas. ¡Y no estaba! Fue la primera vez que se me secó la boca. Tenía 14 años y nunca me habían suspendido. Oí en mi cabeza como un ¡boom!, debe de ser el sonido del fracaso, fue algo tremendo. Salí caminando, Serrano abajo, hacia Alcalá, y fui pensando que casi todos los paisajes se me trastocaban: no podría ir al cine, me habían jodido el boxeo..., así hasta que llegué al Retiro... Era 1958, estaban rodando la película Parque de Madrid, de Luis Saslasky, un argentino, y yo iba con una depresión de nueve sobre una escala de diez, pero aquella imagen de las luces, los focos, los actores, aquel ambiente optimista del cine me sacó del pozo... Empecé a pensar entonces que el cine es una vida de repuesto.

Y esta fotografía es del 21 de enero de de 1951, yo acababa de cumplir siete años... Estaba en el estadio Metropolitano, a ver jugar al Atlético de Madrid con el Valladolid, que entonces era el equipo revelación. ¡Tenía siete internacionales, y el Aleti, que había ganado la Liga, sólo tenía uno! En el estadio se percibía un runrún de injusticia, porque esa diferencia de internacionales clamaba al cielo... Y empezó el partido. ¡El Aleti le metió 7-0 al Valladolid, uno por cada internacional de éste! En el graderío se escuchaba: 'Ésta es una venganza de los futbolistas!'. Fue la exhibición de fútbol más bonita que he visto en mi vida. ¡Estoy seguro de que si el Valladolid hubiera tenido nueve internacionales le habríamos metido nueve goles!".

La nadadora. "La primera foto del cine siempre había pensado que correspondía a Las cuatro plumas, de Korda, o a Beau geste, de Wellman... Pero ya sé que no fue ninguna de las dos... Fue una nadadora de sobaco muy sexual que aparecía nadando de espaldas en el NO-DO, e imagino que sería uno de los descartes de la película sobre las olimpiadas nazis que hizo Leni Riefenstahl...

¿Qué foto borraría de mi vida? Siempre hay muertes, despedidas, pero yo de mi vida no borraría ninguna imagen... Mis padres me dieron una infancia maravillosa, humilde y feliz, me dejaron ver cine, fútbol, mi madre no se enfadaba cuando le quitaba las pinzas de la ropa para hacer pistolas... E hice cine, al fin, gracias a José María González Sinde, aunque lo que yo quise hacer siempre en mi vida fue escribir... Ahora sigo haciendo cine, con el entusiasmo con que desde niño me acercaba a las cosas, al mar, por ejemplo".

[José Luis Garci, de 61 años, estrena en agosto su nueva película, Ninette, basada en la obra de Miguel Mihura Ninette y un señor de Murcia].