La visión contestataria del otro lado del Atlántico
Cervantes deseaba ir a América, pero fracasó en la empresa del mismo modo que fracasó en el teatro. A pesar de haber escrito varias piezas para el escenario, fue con El Quijote con el que el autor llegó a ser conocido en el Nuevo Mundo. Son cuatro las compañías del otro lado del Atlántico que han participado ya en esta edición del Festival de Almagro: la brasileña Pia Fraus con Farsa quixotesca; la cubana El Mirón Cubano con De la extraña aventura de Don Quijote en una isla del Caribe; la colombiana La Candelaria con El Quijote, y la ecuatoriana Malayerba con La razón blindada. La lectura iberoamericana de El Quijote "tiene en algunos casos una gran carga política", comenta Pablo Coruana, encargado de teatro de la Casa de América, institución que ya mostró algunas de estas obras en el Festival de Teatro Iberoamericano. "Un personaje que desde su lastimera condición se levanta con la fuerza de su espíritu loco". Así presenta al personaje cervantino el montaje de La Candelaria, que ha dirigido Santiago García. La obra muestra, como una metáfora, a un líder contemporáneo que lucha por encima de sus fuerzas. "En este momento, la situación de Colombia es de desesperanza, de llevar 50 años de guerra, y por eso se necesita hacer cosas que estén por encima de la realidad", explica García. Igual de contestataria es la pieza ecuatoriana La razón blindada, con dirección de Arístides Vargas. La trama trata de dos presos políticos que se juntan todos los domingos para contarse la historia de Don Quijote y Sancho Panza con la esperanza de encontrar algo en ella que los salve. La obra se basa en El Quijote, en La verdadera historia de Sancho Panza, de Kafka, y en las narraciones de Chicho Vargas, y de otros presos políticos de la dictadura argentina de los años setenta, que estuvieron en la cárcel de Rawson. Las compañías iniciaron ayer una campaña para recuperar el escenario de La Veleta, en Almagro, destruido en un incendio
