El teatro de La Fenice inmortaliza a María Callas

Quienes lleguen a la entrada posterior del teatro de La Fenice en góndola, pasarán por debajo de un puente rebautizado ayer con el nombre de una reina de la lírica: María Callas. De esta manera la diva queda en la memoria de todos, 51 años después de su última presentación veneciana, con Medea, de Cherubini, su más brillante interpretación.

En esta ciudad-museo al aire libre es poco frecuente cambiar de la noche a la mañana el nombre a alguno de sus 400 puentes. Tal honor concedido a la cantante ha sido obra del Ayuntamiento de Venecia y de la Asociación María Callas, y es a la vez, un homenaje para una de las hijas de La Fenice, que en su escenario cosechó fama y gloria. Allí reconoció el mundo, el talento de la Callas cuando en 1949 sustituyó a su colega Margarita Carosio, indispuesta por aquellos días. Entonces, la Callas subió al escenario para interpretar a Elvira en I Puritani, de Bellini. Cuentan los testigos, que todos se quedaron impresionados con su fuerza interpretativa.

El retorno de la cantante a La Fenice ha sido doble. Una obra del pintor Ulisse Sartini, retratista de princesas y del papa Juan Pablo II, fue donada ayer por el ex mayordomo y ex chófer de la Callas, Ferruccio Mezzadri. En el retrato se la ve con sus amados perros, Pixie y Djedda. "Recuerdo los años de trabajé con ella como un tiempo maravilloso. La señora me daba siempre buenos consejos y me trataba a mí, y al resto de los empleados como miembros de su familia", comentó Mezzadri.

El alcalde veneciano, el filósofo Massimo Caccari aprovechó la ocasión para recordar "la situación dramática" por la que atraviesa la lírica italiana. Según dijo, "en este país hace falta una política cultural y es justo preguntarse si el patrimonio lírico es una opción o si debe preservarse como un museo. Es justo preguntarse si los amantes de la lírica, para escuchar la música, tendrán que recurrir a un CD o a viajar al extranjero".-