Los colores y los ritmos de Brasil provocan la fiesta en Cartagena
Noche con los colores de Brasil en La Mar de Músicas. Chico César, moderno trovador de un pueblo del interior, que hoy vive en São Paulo, y Ray Lema, músico congoleño afincado en París y buen conocedor de la música erudita, son dos habituales ya de este festival. Acostumbrados a compartir proyectos: Lema grabó con Stewart Copeland -ex Police-, con el coro de voces búlgaras del profesor Stefanov, con músicos gnaua de Essaouira y la ópera Un tuareg se casó con una pigmea; Chico ha trabajado con Lokua Kanza, Les Fabulous Troubadours y Pedro Guerra y Luis Pastor.
Chico César lleva la voz cantante en Mandela y es Ray Lema quien dirige Atand'ele, al que su colega añade un fragmento del folclórico Peixe vivo. Con dos coristas femeninas, bajo y, en la cocina, marcando la pulsación rítmica, la brasileña Simone Soul. Canciones resultonas, de fácil digestión, como Mama África, con su andar cercano al reggae. Entre los dos, guitarra y teclado, abordan Onde estará o meu amor, una de las composiciones románticas más logradas de Chico César, y César improvisa en Yalelo, sobre un repetitivo groove de piano, en el estilo económico de Lema. Por ahora cada uno se limita a colorear las canciones del otro. Sin grandes pretensiones.
Pero, entre tanto encuentro forzado, éste, aún en rodaje, parece espontáneo y deseado por los artistas. Con un mínimo vestido amarillo y vertiginosos tacones de aguja se presentó en el Auditorio del Parque Torres, la bahiana Margareth Menezes. Acabó descalza, con la piel de ébano brillando por el sudor, radiante y feliz tras el derroche de energía y vozarrón.
La 'samba-reggae'
La materia prima de la que se nutre Maga -como se la conoce en Salvador de Bahía- es el samba-reggae que ella convierte en asequible afropop. Cantó Elegibô, poderoso himno a la memoria de los ancestros africanos, que la trajo a Europa hace ya 15 años como invitada de una gira de David Byrne, y al Curuzú, el barrio más negro y mulato de la más africana de las ciudades de Brasil. Y Dandalunda, una de esas torrenciales canciones que Carlinhos Brown compone para ella o para Daniela Mercury y que se convierten cada año en la banda sonora del carnaval de Bahía. De Cartagena se iba a Valencia, precisamente para participar en uno de los espectaculares saraos callejeros de Brown.
Cuando Silvério Pessoa inició su actuación eran ya las 2.45. Viene de Pernambuco, al norte del estado de Bahía, como Luiz Gonzaga y Chico Science, tierra tan pobre en recursos económicos como riquísima en cultura de tradición oral. Pessoa, que lleva tres meses recorriendo Europa, tiene tanto de tradicional como de renovador. Se trajo grabadas las voces de los fallecidos Jackson do Pandeiro o Jacinto Silva, maestros del forró, una secuencia de ritmos irresistibles como baiao, xote, xaxado... Con el acordeón y el bombo como inductores del jolgorio.
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