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Reportaje:Petra Blaisse | ARQUITECTURA

"Una cortina puede ser una proclama política"

De nacionalidad holandesa pero nacida en Londres hace 50 años, Petra Blaisse se educó en francés y pasó su infancia y primera juventud en ciudades como Lisboa, París, Viena o Estocolmo, destinos de su padre, un ejecutivo de la Lever Brothers Corporation. Aunque empezó a estudiar arte, no llegó a obtener el título. "Hice cosas relacionadas con la publicidad y la moda, y después empecé a trabajar en el Stedelijk Museum como ayudante de varios conservadores de artes aplicadas, en temas relacionados con la fotografía, la arquitectura y el diseño, desde el gráfico al textil pasando por la cerámica. Estuve allí ocho años y aprendí a montar exposiciones, cuando dejé el museo y me establecí por cuenta propia, las cosas empezaron a ir muy rápido porque había montado en el Stedelijk la primera muestra de la Office for Metropolitan Architecture (OMA), y Rem Koolhaas enseguida me pidió que diseñara sus exposiciones".

Si hay dos constantes en la trayectoria de Petra Blaisse, son las cortinas y los jardines

Es fácil recordar exposiciones recientes del arquitecto holandés como Content, celebrada en la Nationalgalerie berlinesa de Mies en 2003, para estar de acuerdo con lo que Petra Blaisse explica a continuación. "Lo que he hecho para la OMA, y también para otros, han sido instalaciones que proponían un entorno. No es una forma muy convencional de exponer maquetas y dibujos; se trata más bien de crear ambientes que cada cual pueda experimentar por sí mismo, y que sean en sí mismos comentarios acerca de las obras que se muestran. En estas exposiciones he empleado distintos recursos para conseguir por ejemplo efectos de escala, como las fotos de maquetas ampliadas, que dieran la impresión de cómo eran en realidad los proyectos. Actuaba como comisaria para el arquitecto cuando decía: 'Bien, ¿cómo se ha desarrollado el proceso?, ¿cómo has llegado a diseñar este edificio?'. Lo que hacía era recopilar los croquis y preguntar sobre las fuentes de inspiración: de la filosofía al arte, de la gastronomía al sexo... Y no sólo en el caso de Rem, sino en el de todo su equipo, reflejando por ejemplo la mentalidad de la OMA. Esto pone de manifiesto varios estratos y no sólo el resultado final; no sólo los documentos oficiales de los proyectos sino la historia que hay detrás de ellos. A menudo, como en las muestras del Museo Boijmans van Beuningen o en el Institut Français d'Architecture de París, hay distintos ámbitos y distintas atmósferas, luminosas u oscuras, con efectos de luz y de sonido... Y he trabajado con materiales textiles para cambiar los espacios; han sido un tema muy importante en las instalaciones".

La transición entre el diseño de exposiciones y el de interiores llegó con el Teatro de Danza de La Haya. "Cuando la OMA empezó el proyecto me pidió que me encargase de encontrar mobiliario y de definir los acabados de cada espacio. Y uno de mis argumentos fue hacer el auditorio básicamente como una caja negra, poniendo el énfasis en el escenario. Todo tenía que ser sobrio porque el presupuesto disponible era más bien escaso, pero se hizo con criterios artísticos". Por encima de los brillantes colores del foyer o de los techos ondulantes, lo más espectacular de los interiores fue el telón de "oro líquido" de la sala. Tras éste vendrían otros como los cortinajes con altavoces para el Kunsthal de Rotterdam, y el creciente interés de Petra Blaisse por las cualidades y las posibilidades de los textiles, que han llegado a convertirse en una pasión equivalente a la que siente por la jardinería. Si hay dos constantes en su trayectoria, son las cortinas y los jardines, que representan el enfoque de su trabajo en las superficies y en los límites, a su vez presentes en el nombre de su estudio, Inside Outside, fundado en 1991 y con sede en Amsterdam. Pero volviendo a esas constantes, Petra Blaisse menciona otra palabra clave: itinerario. "Creo que el recorrido de una cortina puede manipularse, y su forma en realidad es como una coreografía del movimiento que tendrá la propia cortina, pero también el público, la gente que usará ese espacio que se ha modificado con ella. Y con los recorridos de un jardín sucede lo mismo: orquestan el movimiento y establecen cómo será la experiencia de ese ámbito. Lo que intentamos es crear ilusión de espacio donde no lo hay, o la sensación de espacio continuo donde existen divisiones. Para ello jugamos con la idea de la pared o el muro y el hueco, de lo cerrado y lo abierto, de lo que es o no transparente... Y con el equívoco de los materiales".

Aunque Blaisse trabajó en soli-

tario al principio, Inside Outside es actualmente un estudio multidisciplinar donde tienen cabida arquitectos, paisajistas, diseñadores gráficos y de moda. "Desde luego somos un equipo", dice su fundadora. "La gente quiere trabajar conmigo porque intento combinar varias profesiones en una, y ellos quieren ampliar los márgenes de su actividad, y de su mentalidad". La relación más allá de lo estrictamente profesional que Koolhaas ha mantenido con Petra Blaisse ha desencadenado las inevitables comparaciones con la que existió, por ejemplo, entre Mies van der Rohe y Lilly Reich. Se ha dicho que es la pareja artística de Koolhaas, el contrapeso femenino de su frialdad y también su álter ego. Pero ella no está ni por asomo de acuerdo: "Yo soy totalmente diferente, y desde luego no soy ni su reverso ni su álter ego. Koolhaas tiene a mucha gente a la que convierte en su otro yo porque le gusta trabajar con gente diferente. Para mí es importante hacer parques que no sólo sean jardines ornamentales, ya que los entiendo como infraestructuras conectoras del tejido urbano. Y respecto a los interiores querría decir que lo que hacemos es que la cortina sea un elemento con entidad propia, y que hemos independizado los acabados porque éstos tienen que responder cada vez a más requerimientos técnicos. Deben resolver problemas acústicos, climáticos, de oscurecimiento y muchos más. Está claro que se trata de crear una atmósfera, y podemos hablar de feminidad, de flexibilidad, pero es mucho más que eso. Tanto Koolhaas como otros arquitectos se han dado cuenta de que una cortina puede ser el logo de un edificio, y hasta una proclama política, además de proporcionar la libertad de no tener que resolver todo en términos arquitectónicos. Lo que nosotros ofrecemos es más barato y rápido, y puede desaparecer".

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