_
_
_
_
TERROR EN LONDRES | La situación en Leeds

La policía cerca el escondite de los terroristas

Decenas de personas son evacuadas en un nuevo registro con orden de llevarse ropa para tres días

Guillermo Altares

Los policías llamaban a la puerta y conminaban a los vecinos a salir de sus casas con ropa para tres días. Mientras, otros miembros de las fuerzas de seguridad británicas establecían un amplio cordón de seguridad que partió por la mitad el barrio de Beeston, en Leeds, de donde procedían tres de los cuatro terroristas suicidas y que ayer, con esta vasta operación policial y con una explosión controlada, vivió otra tensa jornada.

A pesar de la muerte de los cuatro suicidas en los atentados, la investigación en Leeds no está cerrada y la policía trata de descubrir su infraestructura. La clave puede estar en un apartamento situado en el área estudiantil de Burley, en el norte de esta ciudad, en la calle Alexandra Grove. Allí se reunían los miembros del comando y la policía sospecha que en ella construyeron las bombas. Unas 150 casas de la zona fueron evacuadas durante dos noches y los residentes, que pudieron regresar ayer, todavía no podían creerse que hubiesen vivido junto a un polvorín.

Más información
Los británicos recuerdan a sus muertos en silencio
Londres busca a los organizadores del 7-J
Detenido en Egipto el presunto responsable de la fabricación de las bombas de Londres

Los medios británicos informaron ayer de que el piso de Burley fue alquilado por un estudiante de química de la Universidad de Leeds, Magdi el Nashar, de 33 años, tres semanas antes del 7-J, y que éste desapareció antes de los ataques. Según Financial Times, la foto de un sospechoso fue distribuida entre los policías que participan en la operación, en la que sólo se ha producido una detención.

El barrio de Burley, una zona agradable situada cerca de un parque y no lejos de la universidad, está habitado por numerosos estudiantes. Los residentes que regresaron ayer a sus domicilios trataban de comprobar los daños y, sobre todo, de recordar si alguna vez se habían cruzado con los suicidas que frecuentaron el barrio, Hasib Mir Hussain, de 18 años; Shehzad Tanweer, de 22, y Mohamed Sidique Khan, de 30. "Pasaba todos los días junto a su coche; pero sus caras no me dicen nada. No recuerdo haberlos visto", explica Alexandra Darbwshire, de 22 años.

Portavoces policiales de West Yorkshire y de Scotland Yard aseguraron anoche que la vivienda de Alexandra Grove "estaba siendo todavía investigada" y no quisieron confirmar lo que la prensa británica da por hecho: que el piso era el lugar donde los miembros del comando fabricaron y almacenaron las bombas. La rapidez de la evacuación y el hecho de que los resistentes fueran mantenidos lejos de sus viviendas durante dos días hace pensar que la policía esperaba encontrar explosivos. La rápida evacuación de ayer en el barrio de Beeston, tras el registro de una casa situada a unas manzanas del lugar donde Shehzad Tanweer vivía con su familia, indica que las fuerzas de seguridad británicas creen que el arsenal de los autores de la masacre del 7-J no ha sido totalmente desmantelado.

Conocer lo que pasa fuera, es entender lo que pasará dentro, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

"Es una comunidad que se encuentra en estado de shock y que no puede creerse lo que está pasando", afirmaba ayer a pocos pasos de la cinta policial el ministro británico para el Desarrollo Internacional y diputado laborista por este distrito de Leeds, Hilary Benn. "Tenemos que defender los valores de esta comunidad multicultural, que hemos fundado entre todos", añadió.

Uno de los líderes de la comunidad, Sarwar Khan, secretario de la mezquita y centro islámico Cachemira, que fue desalojada ayer, intentaba conocer algún detalle de la operación en curso para transmitírselo a los desconcertados e inquietos vecinos. Las personas evacuadas fueron trasladadas en un par de autobuses de dos pisos, mientras que los niños de un colegio cercano esperaban a ser recogidos por sus padres. "Todo esto es extraño y muy duro. Primero descubrimos que los suicidas vivían entre nosotros y ahora cortan las calles del barrio y obligan a la gente a irse de sus casas. Jamás me hubiese imaginado que iba a vivir una situación así", señala Rashid, de 50 años, dueño de la oficina postal de Beeston.

Cientos de británicos, durante los dos minutos de silencio que guardaron junto a la estación de King's Cross.
Cientos de británicos, durante los dos minutos de silencio que guardaron junto a la estación de King's Cross.ASSOCIATED PRESS

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_