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ADMINISTRACIÓN

Sólo cuatro parlamentarios tienen página personal en Internet

El de CiU es el grupo que más contesta al correo (37,5%) y el del PNV, el que menos (7,1%) - Rajoy no tiene buzón - Moratinos, fuera de servicio

El 88% de los parlamentarios españoles tiene una dirección personal de correo electrónico; sin embargo, sólo el 17,4% ha respondido a una consulta ciudadana particular, según el experimento sociológico realizado por José Luis Dader, profesor de Comunicación Política de la Universidad Complutense.

Por cámaras, los diputados responden más que los senadores, y por sexos, las mujeres bastante más que los hombres, al igual que sucedió en el anterior estudio del mismo autor, realizador con la nueva legislatura del año 2001.

El partido con más parlamentarios que contestaron a la consulta del correo electrónico fue CiU, con el 37,5% de respuestas, seguido de IU (33,3%), el PSOE (25,1%), ERC (25%), el PP (8,8%) y el PNV (7,1%). No contestó ninguno de los seis parlamentarios de Coalición Canaria.

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Entre el 25 de abril y el 4 de mayo, el profesor José Luis Dader envió a las direcciones de los parlamentarios una consulta anónima sobre temas de los que se ocupa el político al que se dirigía el mensaje. En una consulta, por ejemplo, la firmaba un inmigrante recién nacionalizado que pedía una aclaración sobre el funcionamiento de la Cámara. En otra, una persona quería saber cómo y cuándo sería nombrado el futuro director general de RTVE. Dader reunió respuestas hasta el 15 de junio. Al final, tenía menos que en 2001, cuando realizó el mismo estudio. Entonces contestó el 21%, ahora el 17,4%.

Dader atribuye el bajón, en parte, a "un factor de saturación de trabajo", aunque le "sorprendió" que "los partidos pequeños responden menos que los grandes". Pero Dader los justifica a todos, a partir de las reacciones recogidas de otros estudios. "Los grandes reciben correos de empresas, periodistas, compañeros de partidos, no tienen ayuda para responder; los pequeños partidos tiene pocos parlamentarios y, aunque reciban menos correos, tienen que estar en más comisiones en el Congreso o en el Senado".

Aunque naturalmente este profesor de la Complutense desconoce el número de correos electrónicos que reciben los parlamentarios, a juzgar por algunas respuestas a los correos, piensa que no son demasiados. "No creas que son muchas las personas que escriben a sus diputados, sea cual sea su opción política", dice un parlamentario.

Tampoco es fácil. Mientras que prácticamente el 100% de los parlamentarios de Francia, Italia y Reino Unido tienen correo electrónico, en España aún hay un 12% que no lo tiene; peor aún, algunos que lo tenía antes lo han eliminado, como dos diputados de ERC.

El principal líder de la oposición, Mariano Rajoy, ni siquiera ofrece una dirección para el contacto virtual. El ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, sólo facilita una dirección del servidor gratuito Hotmail, y cuando se escribe a la misma, el robot del enclave responde que dicha dirección está fuera de servicio.

El estudio desvela también que ni el presidente del Gobierno, ni los ministros con representación parlamentaria, ni ninguno de los portavoces de grupo, ni los presidentes de las cámaras ni la práctica totalidad de los diputados y senadores con mayor eco mediático han respondido a la consulta. En el apartado de los más famosos sólo contestaron Gustavo de Arístegui, Enrique Curiel, Jordi Jané, José Antonio Labordeta, Joaquín Leguina y Celia Villalobos.

Páginas personales

Sólo cuatro del medio millar de parlamentarios tienen una página personal en Internet. Este dato también contrasta con Francia, Italia o Reino Unido, donde abundan las páginas personales de sus parlamentarios, excepto, por supuesto, entre los lores.

Las causa del bajo índice de respuesta, según Dader, pueden deducirse en parte de los comentarios de los que sí respondieron al correo: muchos se lamentan de haber tardado en hacerlo (hasta un mes), por el atasco de consultas de todo tipo que reciben en sus buzones; algunos sugieren crear una gestión centralizada en su grupo de los mensajes que llegan a cada miembro por separado, o la necesidad de dotarse de ayudantes para atender esta interlocución pública y directa.

Los parlamentarios que a pesar de tales dificultades respondieron tienden a hacerlo con gran entusiasmo y afán de estimular la participación ciudadana. Algunos facilitaron en su mensaje la copia de reglamentos específicos o consultaron previamente a diferentes técnicos de su grupo para ofrecer una respuesta precisa y detallada. Varios remitieron dos y tres mensajes de ampliación en días sucesivos. Y muchos de estos ciberrepresentantes animaban al ciudadano comunicante a seguir utilizando en lo sucesivo este canal de contacto directo con los políticos, al margen de simpatizar o no con el partido consultado.

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