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España es el país de la eurozona con más desequilibrios en su crecimiento económico

Bruselas señala que el desajuste del sector exterior indica una baja competitividad

Carlos Yárnoz

España es el país de la zona euro en el que los componentes del crecimiento son más desequilibrados y ponen de relieve la escasa competitividad de su economía, con el consiguiente riesgo para el futuro. Así se pone de manifiesto en un detallado informe de la Comisión Europea entregado ayer a los ministros de Finanzas de la zona euro (Eurogrupo) y que hoy analizarán también los titulares de Economía de los Veinticinco (Ecofin). El documento señala que, entre 2001 y 2004, España arroja el mayor desajuste en la aportación al crecimiento entre su potente demanda interna y el bajo nivel de exportaciones. El informe analiza los motivos de las diferencias de crecimiento entre los países de la moneda única.

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Elaborado por la Dirección General de Asuntos Económicos y Monetarios, dependiente del comisario Joaquín Almunia, el documento destaca que, en una unión monetaria caracterizada por la escasa movilidad laboral, una buena parte de los desajustes en el crecimiento "recae sobre los precios y la competitividad". Así, destaca: "Un Estado que experimente un positivo empuje de la demanda se beneficiará enseguida de un crecimiento más rápido, pero también se enfrentará a precios más elevados y a presiones de costes cuando su producción se desvía más que la de otros Estados miembros".

Para Bruselas, el desajuste entre consumo interno y exportaciones perjudica a medio plazo. "Como resultado", añade, "la competitividad externa se deteriorará con respecto a otros Estados, con el correspondiente peso sobre la capacidad de exportación y ajustando progresivamente la demanda". "En la práctica", concluye, "Estados como Alemania se han beneficiado de una mejora sustancial en la competitividad de sus precios desde el lanzamiento del euro, mientras otros, como Portugal, han acumulado pesadas pérdidas".

Aunque en los párrafos dedicados a ese fenómeno no menciona expresamente a España, uno de los gráficos del estudio sí indica que, entre 2001 y 2004, España es el país peor situado. Este fenómeno, dice, ha contribuido a calentamientos y enfriamientos de las economías de algunos países, en lo que también han influido las insuficientes respuestas en salarios y precios a los cambios de las condiciones económicas.

En la zona euro, la diferencia en 2004 entre el crecimiento de los países que mejor evolucionan y los que peor lo hacen ronda los 4,5 puntos porcentuales. "Desde el frenazo económico de 2001, la demanda interna se ha recuperado a diferentes ritmos: ha crecido fuertemente en Francia, España y Grecia, se ha estancado en Austria, Holanda y Portugal y se ha contraído en Alemania". En ese periodo, "la contribución de las exportaciones al crecimiento ha sido positiva en Austria, Alemania y Luxemburgo, pero ha resultado negativa en España, Francia e Italia". Esas diferencias han sido motivo de "preocupación".

Acortar distancias

Para los autores del informe, es "natural e inevitable" que se produzcan las diferencias y hasta pueden ser "deseables", porque reflejan en ocasiones que algunos países menos prósperos han reducido sus distancias con los más ricos. En efecto, los dos países de la zona euro que más han crecido desde 1994 han sido Irlanda, incluso por encima del 10%, y Grecia. El año pasado, Irlanda siguió a la cabeza, y Alemania, a la cola, un puesto en el que se ha alternado con Portugal en los últimos cuatro años.

Los cambios en los tipos de interés son otra de las razones que influyen en las diferencias de crecimiento, pero de manera desigual. Afectan moderadamente a Bélgica, Alemania, Francia, Holanda y Finlandia, y más a España, Italia, Irlanda, Grecia y Austria. De hecho, los bajos tipos de interés han tenido en España un efecto muy potente en la construcción debido al elevado número de hipotecas solicitadas por los españoles. Más ha influido en aumentar las diferencias de productividad en cada país.

El informe concluye: "Para rectificar esta situación, es crucial que los Estados apliquen una adecuada combinación de políticas macroeconómicas, mayor integración económica y reformas estructurales en el campo laboral, productivo y del mercado de capitales".

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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