El muro en Jerusalén aislará a alrededor de 50.000 palestinos
Más de 50.000 palestinos, la cuarta quinta parte de los árabes residentes en Jerusalén Este, quedarán aislados de sus lugares de trabajos, escuelas y hospitales por el nuevo trazado del muro, aprobado ayer por el Gobierno de Israel y que deberá estar finalizado antes del 1 de septiembre. El proyecto ha sido denunciado por las organizaciones humanitarias y el Ejecutivo palestino, que ha acusado a Ariel Sharon de actuar "unilateralmente" y "decidir al margen de las negociaciones el futuro de la ciudad".
El trazado del muro por Jerusalén Este marginará de la ciudad a un buen número de barrios árabes tradicionalmente vinculados a la capital, entre los que se encuentran el campo de refugiados de Shuafat y el barrio de Aqab, aunque también incluirá uno de los mayores asentamientos judíos de Cisjordania; Maale Adumin con cerca de 30.000 habitantes.
El Gobierno de Israel, previniendo la oleada de protestas y recursos que provocará este proyecto, aseguró ayer que se llevarán a término una serie de obras de infraestructuras para paliar el efecto negativo que la barrera de cemento pueda tener sobre los habitantes de Jerusalén Este. Para empezar, según el Gobierno, el muro estará jalonado por al menos 12 puertas a través de las cuales los palestinos podrán acudir a sus lugares de trabajo. Las autoridades israelíes recalcaron que una flota de autobuses conducirán a diario de una a la otra parte del muro a los 3.500 alumnos que quedarán marginados de las escuelas, y se fomentará y ayudará a las organizaciones hospitalarias para que construyan dispensarios en el otro sector de la ciudad.
Efectos negativos
"El muro esta creando efectos irreversiblemente negativos, que afectan a los derechos humanos, como el de la libertad de movimientos o la accesibilidad de los puestos de trabajo que no podrán ser compensados por las medidas que anuncia el Gobierno [de Israel]", afirmó ayer el ministro palestino de planificación Ghasan Kahatib, ratificando de esta manera las quejas de la mayor parte de los miembros del Gobierno de Ramala. Por su parte, el jefe del equipo de negociaciones de la Autoridad Nacional Palestina, Saeb Erekat, afirmó que la construcción del muro "destruye cualquier intento de reactivar el proceso de paz".
El trazado del muro de separación que Israel construye por hipotéticas razones de seguridad, empezó a levantarse hace dos años. Al acabar tendría unos 650 kilómetros de longitud y supondrá la anexión a Israel de amplias zonas palestinas. El impacto negativo de la obra sobre la vida de los palestinos ha sido reconocida por los tribunales de justicia locales e internacionales, incluido el Tribunal Internacional de la Haya que, en julio de 2004, decretó que las obras eran ilegales, ordenó su demolición inmediata y la indemnización a los afectados.
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