Padres y madres

Pasan los días y parece que nada cambia, porque los cambios no siguen nuestro calendario vital. Súbitamente, desaparece un elemento del escenario cotidiano y a lo largo de la jornada sentimos una extrañeza. Pero lo cierto es que la ausencia habitaba en el punto ciego de nuestra retina; tan ciego que no percibimos el vacío que produce el cambio. Es lo que me ha pasado a mí con Anjeles Iztueta, mi ex consejera de Educación, que se ha ido silenciosamente con la jota a otra parte.

No sé de nadie que añore el vacío de la ausente. Aunque Anjeles se empeñara en presentarse como una persona adelantada a su tiempo. Cuando se dirigía en sus arengas a "los padres y las madres vascas", nos solía entrar la risa, porque pensábamos que, como el visir del cómic, intentaba ser más lehendakari que el lehendakari.

En mi clase, sólo Gustavito era capaz de apreciar el matiz, como en aquella ocasión en que le dije que quería hablar con sus padres y me replicó con desparpajo:

-"Yo no tengo padres, pero si quieres, puedes hablar con mis madres".

Hace unos días he vuelto a encontrarme con él. Ha crecido tanto que no me he atrevido a llamarle Gustavito. Me saludó con la misma simpatía que yo recordaba de cuando era alumno mío. Y me presentó a su novia.

Me avergüenza reconocer que en un primer momento me quedé mirándolos a ambos sin acabar de ajustar mis presupuestos. Debía ser porque el mini-obispo que me parasita la circunvolución tridentina de mi cerebro, me estaba susurrando:

-"Pobre criatura, que ha crecido con esa tara, sin padre y con dos madres..."

Con un clic cortocircuité al defensor de las creencias apolilladas y le pregunté a Gustavo cómo estaban sus madres.

-"Estupendamente. Andan encantadas, preparando su boda".

-"Igual te traen un hermanito..."

-"No me importaría. Pero ellas dicen que somos nosotros los que ahora tenemos que traerles una nieta".

La chica hizo un gesto de protesta ("Eh, sin tanta prisa!") y los tres nos reímos.

A estas alturas de la conversación, mi mini-yo había tirado la toalla y se había retirado a sus aposentos privados a esperar el fin del mundo.

En cuanto a nuestra Anjeles-desaparecida en combate, ayer, por curiosidad, miré en el buscador de la web del Gobierno vasco para ver si seguía o no en plantilla. Tanto buscando por "Anjeles" como por "Iztueta" me dió cero resultados. Ya estaba yo pensando "qué rápido se va el querer y como a nuestro parecer...", cuando, presa del vicio cartesiano, introduje en el buscador "Ibarretxe" y me llevé la sorpresa de recibir también "cero resultados".

He llegado a la conclusión de que el buscador de esa web es tan moderno e inteligente que da los resultados con una legislatura de adelanto.