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Reportaje:

'Anzuelos' contra el olvido

José María López Piñero aborda en un libro 12 relatos de aportaciones valencianas a la medicina

A pesar de la dimensión que han tenido a lo largo de la historia y la atención que han recibido por parte de ilustres historiadores, grandes figuras de la medicina valenciana parecen haber caído en el olvido. O como apunta José María López Piñero en la introducción de su último libro 12 ejemplos de contribuciones valencianas a la medicina internacional, "la comunidad historicomédica ha realizado estudios decisivos sobre contribuciones valencianas que son prácticamente desconocidas en nuestra sociedad". Para combatir esta circunstancia, el catedrático jubilado de Historia de la Medicina de la Universidad de Valencia ha escrito este encargo del Colegio de Médicos de Valencia.

La primera figura sobre la que se detiene es Arnau de Vilanova (hacia 1240-1311), cuya producción califica el catedrático jubilado, que en marzo fue nombrado miembro de la Real Academia de Historia, como "la más importante con diferencia de todo el periodo medieval" y de quien destaca que aunque no consta si nació en Valencia o en otra localidad de la Corona de Aragón "sí está sólidamente demostrada su estrecha vinculación a Valencia", lo que explica que a su muerte el papa Clemente V lo tildara como "clericus Valentinae Diocesis, physicus noster".

El hospital de "Ignoscents, Folls e Orats", fundado en 1409, es otro de los ejemplos que ofrece López Piñero y que marca el inicio de la asistencia médica a los enfermos mentales. "Frente a los tópicos arbitrarios que mantienen los psiquiatras y ensayistas carentes de información histórica, hay que subrayar que este hospital fue una institución plenamente médica", ya que contaba con personal integrado por médicos, cirujanos, enfermeros y un boticario. Entre sus primeros médicos, recuerda el estudioso nacido en Mula (Murcia) en 1933, se encontró Jaume Roig.

López Piñero desmonta también la falsedad de que durante la Baja Edad Media y el siglo XVI estuvo prohibida la disección de cadáveres y señala que en 1478 la Escola de Cirurgia obtuvo autorización real para disecar cadáveres humanos "hito que puede considerarse como el inicio de la posterior escuela anatómica valenciana", apunta en el libro. Fue también un valenciano, Gaspar Torrella, el médico que entre el siglo XV y el XVI describió la sífilis con un estudio fundamentalmente clínico y terapéutico.

El historiador de la Medicina repasa la escuela anatómica valenciana del siglo XVI (Pedro Jimeno y Luis Collado), la cátedra valenciana de herbes del mismo siglo (Pedro Jaime Esteve, Juan Plaza y Jaime Honorato Pomar) y figuras como la del grabador Crisóstomo Martínez (1638-1694), de quien subraya su obra anatómica o Andrés Piquer (1711-1772), un "adelantado de la medicina contemporánea".

López Piñero incluye en su obra la expedición dirigida por Francisco Javier Balmis (1803-1806) en la que, gracias a la inoculación del virus vacunal a niños expósitos trasladados a América para servir de transporte de la vacuna, se extendió por América Central, del Sur y Filipinas. La lista de ilustres la cierran Luis Simarro (1851-1921), maestro de Ramón y Cajal, y para quien aquél era el "afamado psiquiatra y neurólogo de Valencia", y la primera vacunación en el mundo para inmunizar a una población frente a una enfermedad bacteriana: la anticolérica en 1885 en Valencia.

Con el libro, el historiador de la medicina pretende que sus ejemplos "sirvan de anzuelos para adquirir información que acabe con lindezas como confundir Balmis con el filósofo catalán Balmes" o que los valencianos dejen de referirse a la plaza del Doctor Collado como la plaza del Collao, además de rescatar del olvido a una importante parte de la historia más cercana.

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