Un alemán en Toulouse
Su llegada a la presidencia de Airbus ha sido poco menos que el "parto de los montes". Hasta el punto de haber mantenido una situación de interinidad en la cúpula de EADS incluso durante la celebración del salón aeronáutico de Le Bourget en París hace unas semanas.
Desde que se creó la European Aerospace and Defense System (EADS) en el año 2000 y Airbus se convirtió en el sustento fundamental y la división más importante de este conglomerado aeroespacial europeo, el equilibrio germano-francés ha sido fundamental para el buen funcionamiento del mismo y en el primer relevo de gran altura que se ha planteado al cabo de un lustro de copresidencias los engranajes sucesorios no estaban suficientemente engrasados. Durante este periodo, Gustav Humbert ha sido la mano derecha de Noël Foergard, todopoderoso hacedor de la compañía que supone el 60% de los ingresos del grupo, pero casi el 80% de los beneficios. Además han conseguido desplazar a Boeing del primer puesto en el ranking mundial como fabricante de grandes aviones comerciales, y han desarrollado incluso el mayor avión de la historia que entrará en servicio el próximo año con capacidad para más de 800 pasajeros.
A Foergard le ha costado soltar las riendas de Airbus y habrá que esperar la relación de poder que establecen ambos a partir de ahora. Pero a Humbert le gusta trotar por caminos montañosos en su tiempo libre, por lo que le va a venir bien esta habilidad tanto de puertas adentro, como con los grandes frentes de batalla que le esperan. También le gusta la buena literatura sobre historia contemporánea de la que, a poco que se descuide, será protagonista en los próximos tiempos como uno de los vértices en los que se materializa el duelo económico entre Europa y Estados Unidos y las reglas internacionales de comercio.
Se doctoró en ingeniería mecánica por la Universidad de Hannover en 1979 y al año siguiente se incorporó a la Hamburger Flugzeugbau, filial de la Messerschmitt Bolkow and Blomm, una de las precursoras de EADS tras su incorporación a Dasa a finales de 1989 y en la que Humbert desempeñó el cargo de director de la aviación comercial.
No va a ser fácil para un directivo alemán llevar las riendas de la compañía en Toulouse y menos asumir la sucesión faraónica del "amigo de Chirac" al que sucede en el cargo, pero todo parece indicar que durante el tiempo que han tardado en cerrar los acuerdos para el reparto de funciones y estrategias han dejado bien atados con mentalidad germana todos los cabos.
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