¡Zabriskie!
Yo aviso que puedo ser pesado, pero no traicionero. A mí esto no me gusta. Me refiero a estar en casa escribiendo sobre lo que pasa en el Tour. A mí me gusta estar allí, tener que escribir el artículo sacando tiempo de donde no lo hay. Lo mío es ponerme a teclear sin siquiera saber quién ha ganado la etapa porque en el fondo poco importa. Y, además, eso ya lo cuentan otros, porque realmente lo que quieres contar, seguramente, poco tendrá que ver con el ganador. Lo sé, basta, no voy a insistir más, pero dejadme el último turno de réplica: es que mientras que no he visto a mis compañeros gastando sus primeras energías en el asfalto francés no me he dado cuenta de que, en realidad, ni estoy allí ni voy a estar estas tres semanas. Habrá que esperar un año más.
Zabriskie, ése es hoy el nombre de moda. También lo fue el año pasado en la Vuelta a partir de la etapa murciana, aunque por motivos bien diferentes. Aquel día, el ahora líder del Tour se escapó en el km 0 de la etapa gracias a un no-ataque: algo así como me voy pero no me voy pero al final me he ido, creo que se me entiende. Cuando su ventaja era aún corta, el grupo se lanzó en su persecución, pero en ese momento Valverde se pegó un costalazo de los que no se olvidan. Todo el pelotón se paró por solidaridad mientras que Zabriskie, ajeno a todo, siguió impasible camino de la victoria. Así que, cuando llegamos a la meta, estaba ya camino del podio. Desde entonces su apellido se ha incorporado al léxico del pelotón como la forma pública de recriminar al no-atacante, una figura no muy popular. La expresión, tal y como suena, es algo así como "¿dónde vas, Zabriski?", a la que suele seguir la coletilla de "¡campeón!", "¡fenómeno!", o "¡figura!", a gusto del consumidor.
Pero eso es pasado, al igual que la contrarreloj que ganó en el Giro de Italia. Mientras que lo de ahora, lo que le ha llevado a meterse en el exclusivo club de los corredores que han ganado en las tres grandes vueltas, es algo más que presente. Es presente y futuro al mismo tiempo, porque, con las diferencias que ha marcado, me parece a mí que vamos a tener Zabriskie para unos cuantos días.
Así que mi enhorabuena para él, pues conseguir llegar a lo más alto del Tour, aunque sea un solo día, es algo que justifica toda una carrera deportiva. Pero yo, cuando le he visto subir a lo más alto a recoger el maillot de líder, no he podido evitar pensar: '¿Pero qué haces ahí, Zabriskie?' Anda que... la que has liado.
Pedro Horrillo es ciclista del equipo Rabobank
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