El legado Tristano
Judy Niemack estudió con el saxo Warne Marsh, el discípulo más fiel del pianista Lennie Tristano. De esta escuela tan fecunda ha tomado algunas de sus cualidades diferenciadoras: el refinamiento armónico en la exploración permanente sobre estándares y temas de jazz y, en consecuencia, la riqueza de los mecanismos de improvisación. Por supuesto, esta cantante pelirroja de Pasadena no es Sheila Jordan (que combina Tristano y Parker). Entre otras cosas, a sus 51 años pertenece a una generación posterior, en la que el jazz ha convivido con el pop. Pero, tiene esa profundidad armónica en su aproximación a los temas y sus improvisaciones son construcciones redondas y lógicas. Su scat (canto sin palabras, a base de onomatopeyas) es muy variado, sin clichés, como hizo en el All Blues de Miles Davis.
Judy Niemack and Her Jazz Band
Judy Niemack (voz), Jeanfrançois Prins (guitarra), Fabio Miano (piano), Pere Loewe (contrabajo), Esteve Pi (batería). Serenates Musicals Claustre Universitat de València - La Nau. Jueves, 30 de junio.
Pero, también sabe improvisar utilizando las palabras, sin dejar de ser respetuosa con las letras. Incluso ella misma es una buena letrista. Lo demostró en el Daahoud del trompetista Clifford Brown, para el que ha compuesto las palabras. Es de agradecer que interpretase Les Feuilles Mortes cantando el poema en francés de Jacques Prevert. Allí, la rítmica reprodujo el vamp o intro de la versión de Miles con Cannonball y Hank Jones. Round Midnight fue explorado en todos sus recovecos y el popular As Time Goes By (de la película Casablanca) lo abordó en un inusual tempo rápido, a ritmo de samba. Ambos están extraídos de su último registro para Sony About Time, con Lee Konitz de invitado y un repertorio de canciones sobre el tiempo. Su aproximación a The Man I Love de Gershwin es más ligera que la de Billie Holiday con Lester Young y recuerda a Ella Fitzgerald en el espíritu.
Quedaron para el olvido dos interpretaciones de canciones pop (una de Sting). Difícilmente se puede sacar algo de materiales tan endebles. Pero la mayoría de interpretaciones fue jazz de excelente nivel. Concluyeron con el siempre impactante Stolen Moments de Oliver Nelson, que une el atractivo del blues y la predisposición para generar palpitante swing. La acompañó eficazmente su marido, el guitarrista belga Jeanfrançois Prins, y el trío de Fabio Miano es ya una rítmica experimentada y una garantía para el solista. Judy Niemack, que reparte su tiempo entre Berlín y Nueva York, es una de las cantantes más interesantes de estas últimas décadas. Que sea menos conocida que otras colegas con menos méritos probablemente se debe a haber grabado muchos discos para una casa independiente francesa mal distribuida y a haber llevado su carrera con rigor y sin concesiones. Aún se puede esperar mucho de ella.
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