Boeing y Morgan Stanley cierran sus crisis con nuevos presidentes

Dos firmas estadounidenses de reconocimiento internacional, Boeing, el primer fabricante mundial de aeronáutica y sistemas de defensa, y Morgan Stanley, uno de los bancos de inversiones más importantes, tratan de cerrar las crisis que arrastran desde hace algún tiempo con el nombramiento de nuevos presidentes. James McNerney, hasta ahora presidente de 3M, ocupará la presidencia de Boeing, y John Mack será máximo responsable de la financiera.

El gigante aeroespacial Boeing, designó ayer al actual presidente ejecutivo de 3M, James McNerney, como su nuevo consejero delegado. McNerney, que durante un año y medio fue número tres en el ranking de ejecutivos de Boeing, sucederá en el cargo a Harry Stonecipher, que fue despedido hace tres meses a raíz de un escándalo sentimental.

Los títulos de la compañía subieron ayer más de un 7% y volvieron a colocarse muy cerca del máximo alcanzado en el año 2000. McNerney está considerado como un buen conocedor de la industria aeroespacial, tanto en su división militar como en los ámbitos civiles.

Antes de formar parte del directorio de Boeing, el reconocido y respetado ejecutivo llevó las riendas de la división de motores para aviones de General Electric. "Conoce muy bien el mercado de la aviación comercial", señalan los analistas, que recuerdan la batalla que Boeing libra con la europea Airbus para hacerse con el liderato del sector.

La pasada primavera, en una reunión con inversores, McNerney dijo sentirse muy a gusto en 3M, a pesar de que su nombre encabezara las quinielas para suceder al polémico Stonecipher. Sin embargo, en la última cita del Air Show de París empezó a cambiar de opinión y dijo que estaba considerando la posibilidad de volver a su antigua casa. La negociación en serio de su contrato comenzó la semana pasada. James Bell, que lideraba hasta la fecha Boeing con carácter interino, mantendrá el cargo de director financiero.

En cuanto al banco de inversiones Morgan Stanley, su ejecutiva se reunió ayer en Nueva York con el propósito de nombrar a John Mack como el nuevo jefe ejecutivo de Morgan Stanley.

Mack ya presidió la entidad antes de que el polémico Phill Purcell se hiciera con las riendas de una de las instituciones financieras de mayor prestigio en Wall Street, y que atraviesa por una grave crisis interna.

Con el nombramiento de este veterano en la arena de las finanzas, la dirección de Morgan Stanley espera poner final a tres largos meses de revuelta y limpiar el nombre de la firma. Purcell dimitió el pasado 13 de junio ante la desbandada de ejecutivos y se mostró incapaz de contener los continuos ataques que estaba sufriendo por parte de los antiguos ejecutivos. La búsqueda del nuevo líder duró apenas tres semanas.

Purcell entró en Morgan Stanley cuando la firma se fusionó con Dean Witter en 1997. Entre los nombres que circulaban para su sucesión estaban los de los copresidentes Zoe Cruz y Stephen Crawford.

Pero los miembros más díscolos de la ejecutiva de Morgan Stanley se negaron a colocar al frente de la firma a alguien del entorno y con la cultura empresarial del controvertido Purcell. Mack, que dejó la firma en 2001 de una forma amarga, empezó a negociar su regreso a la institución financiera hace una semana.