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China recupera el IVA para el acero destinado a la exportación

China volverá a aplicar a partir del 1 de julio un IVA del 17% a los productos de acero de alta gama destinados a la exportación, lo que pone fin a la exención de que disfrutaban los fabricantes locales desde 1998. La decisión va dirigida a frenar las ventas en el exterior de productos cuya fabricación consume grandes cantidades de energía y contamina el medio ambiente, según señala la circular emitida por el Ministerio de Finanzas y la Administración Estatal de Impuestos. El comunicado añade que los suministros al extranjero de estos materiales han incrementado la presión sobre los recursos, entre ellos, el carbón, la electricidad, el petróleo y el transporte. Pekín pretende, además, "asegurar un desarrollo sostenible del sector".

Los analistas consideran, sin embargo, que la medida tiene como fin evitar un nuevo conflicto comercial con Estados Unidos y Europa, tras el ocurrido en el textil. Desde hace seis años, las principales compañías siderúrgicas chinas recibían un tratamiento preferente, que fue otorgado para ayudarles a competir en los mercados internacionales e incitarles a que exportaran más y compensaran de esta forma las importaciones. Pero este año, China -desde 1996 es el primer fabricante de acero del mundo- se convertirá en un exportador neto, lo que hace temer la llegada de una avalancha de productos siderúrgicos procedentes del gigante asiático a un mercado que ha salido recientemente de años de estancamiento.

Limitar las inversiones

Alrededor de 40 empresas -entre ellas, Baosteel, Angang Iron and Steel y Wuhan Iron and Steel (las tres mayores del país)- se verán afectadas por el impuesto. La nueva normativa pretende, también, según Pekín, limitar las inversiones y enfriar una industria que ha experimentado sobrecalentamiento.

China calcula que producirá 348 millones de toneladas de productos de acero este año, un 17,7% más que en 2004. La demanda crecerá un 10,2%, hasta 305 millones de toneladas, lo que representa un superávit de 43 millones, casi el equivalente a la producción de Alemania en 2003, cuando fue de 45 millones. Según el Centro para Investigación del Desarrollo del Consejo de Estado chino, esta situación se debe a que el crecimiento de la demanda siderúrgica se ha ralentizado, principalmente en la construcción. El sector inmobiliario es uno de los que ha sufrido los controles del Gobierno, debido a que, como el acero o el automóvil, estaba claramente sobrecalentado. Desde mediados de 2003, Pekín ha puesto en marcha diversos controles, como restringir la concesión de créditos y elevar los tipos de interés.

La medida anunciada ayer sigue al acuerdo alcanzado a principios de mes entre China y la UE para limitar las exportaciones de productos textiles asiáticos, que han inundado Europa desde que el pasado 1 de enero finalizó el sistema global de cuotas.

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