Sin habla
No vivo en España. Vivo en otro país con sus propias noticias de actualidad, sus grandezas y sus miserias para el que España queda lejos. Como quedan todas las cosas cuando caen a miles de kilómetros y en otro continente.
Cuando uno es "extranjero" se convierte a menudo en fuente de información sobre lo que pasa en su país de origen. El pequeño entorno que forma mi vida diaria y que no conoce mi país meplantea preguntas, comentarios, o reclama información si el asunto versa sobre España. Cualquiera que sea.
En mi vida de "expatriado" he tenido que mantener muchas conversaciones sobre la liga de fútbol o los toros sin entender yo casi nada del tema y sin ni siquiera ser aficionado. Me han preguntado sobre política, cocina, geografía, arte, y mil y un temas relacionados con "el país del sol". He hablado sobre sus virtudes, sus defectos y también librado mi pequeña batalla contra los estereotipos. Muchos se han interesado en saber qué pensé y sentí (también en la distancia) durante el 11-M.
Sin embargo, aunque ahora me pregunten no puedo hablar sobre mi país: el lugar en el que se manifiesta un millón de personas contra el matrimonio homosexual y siete días después sólo lo hacen 50.000 contra la pobreza en el mundo. No puedo hablar sobre organizaciones sociales, partidos políticos e Iglesia católica que utilizan oficialmente su poder de movilización y mecanismos de convocatoria para la primera y no para la segunda.
No se puede explicar lo que uno no entiende. Porque además hay cosas que con sólo verlas duelen y dejan sin habla.
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